miércoles, 29 de abril de 2009

LA POESÍA EN AURELIO ARTURO


La poesía en Aurelio Arturo es el reflejo de la vida, de la cotidianidad. La poesía es aprender a caminar con el sentido de las palabras. Es la visión del cosmos de un niño que está aprendiendo a soñar, a imaginar y a construir su edificio personal. Las imágenes soñadas son aquellas brisas leves que van dejando huella en la mente del infante.

La palabra es una canción que genera sentido y vibra musicalmente en el aletear imaginativo de nuestro quehacer en el aula interna y externa. La palabra posibilita entender las notas melodiosas del arpa de la naturaleza y la voz del silencio. El silencio habla y se deja cuestionar a sí mismo. El silencio es auto-reflexión.

El silencio es el camino reflexivo que interroga nuestro ser en trascendencia, es decir, el pensar en nuestro futuro. El silencio es el momento que nos permite indagar por nuestra realidad juvenil. El silencio es el verdadero amigo de concentración específica en el que escuchamos la voz interior - de nuestra conciencia -, una voz interior que nos impulsa a generar un cambio de actitud en nuestro quehacer cotidiano.

El silencio habla y genera ideas que descienden y posibilitan una salida a nuestra inquietante superficialidad. ¡Qué brillante idea! –nos dicen-. Sí, somos pajarillos que jugamos, reímos, cantamos, pensamos. Las ideas que brotan de nuestra mente nos hacen “estremecer en el sueño” generador y esclarecedor de nuevos significados. ¡Qué hermoso símil nos presenta Aurelio Arturo, el poeta!

El niño soñador vive en un presente eterno, “y subía a las montañas y a la nieve lunar de las montañas”. El niño vive fuera de sí – ideando - “un relato de magnificencia y catástrofes”, de novedades y riquezas en ese trajinar los caminos de la vida. El encanto de su visión inocente, temprana y carismática deja perplejo al adulto. La riqueza expresada en sus sueños contrasta con nuestro caminar cansino.

El niño es el personaje protagónico de la evidencia natural, el que despierta y ve el alba que lo conduce al encuentro de sí mismo, con un solemne cortejo de ideas.

Por Luis I. Rodríguez

lunes, 27 de abril de 2009

SENSIBILIDAD




Te siento extraña y aún me odias,
penetras con tu cálida mirada y me deseas.
Te extraño cuando cae el ocaso,
te añoro si me dices ¡aun te quiero!


Te pienso. ¿En verdad existes?
Existes en un pensamiento cercano y vibrante,
eres una sombra absorbente que se
pierde en las luces de mi corazón.


Quiero encontrarte, tenerte, conocerte...
¡Qué feliz soy al sentir tu presencia!
Una tierna mirada enloquece el sentimiento
Un beso calma la sed de amor.


¡Besar! ¡Besar! ¡Besar!
¿Qué es besar? Sensibilidad infinita…
No necesito besar para amarte día a día,
sólo te amo cuando estás presente.

Todavía te quiero y no me extraña...
¿Es mentira? ¿Es capricho? ¿Es verdad?
Soy una fantasía que recorre tu cuerpo
Tu locura y tu pasión son mi realidad.

Por Luis I. Rodríguez

sábado, 25 de abril de 2009

UN OLVIDO



Una palabra revela un sentimiento de ensoñación.
Una palabra proyecta el reflejo de tu triste mirada.
una palabra revoluciona el corazón solitario,
una palabra calla el inmenso amor en un triste lamento.

Esa palabra proyectaba el amor en profundo desvelo.
esa palabra estalló la armonía llena de silencio,
esa palabra era más violenta que el tornado.
Esa palabra fue un amor ya casi muerto.

Con una palabra, ella me besaba.
Con una palabra y con sólo una, más la amaba.
con una palabra, ella mi muerte evitaba,
con una palabra… ella me olvidaba.

Por Luis I. Rodríguez

miércoles, 22 de abril de 2009

LA LITERATURA ES UNA AVENTURA





“Con facilidad se piensa y se acomete una empresa;
pero con dificultad las
más de las veces se sale de ella”.
Miguel de Cervantes


La Literatura es el camino que guía al hombre a la conquista del saber y del cosmos. El tránsito está lleno de abrojos, de valles y montañas. El campo literario es el principio y el fin del edificio cultural. La estructura del edificio literario ahonda en aquel terreno pantanoso y lleno de abrojos para pulir el temperamento indómito de un personaje atípico e intocable por el manto de la palabra. ¡Cuántos desean ser simples espectadores! ¡Cuántas teas querrán encenderse! ¡Cuántos desean ser llamados a seguir los pasos de ilustres literatos! ¡Cuántos reniegan por el abuso de la tea cavernícola! ¡Cuántos ciegos quieren ver las maravillas existentes! ¡Cuántos sordos desean escuchar el trinar melodioso de las palabras! ¡Cuántos personajes idear una quimera! ¡Cuántos seguir el ejemplo del Ingenioso Hidalgo Don Quijote! ¡Cuántos desearan entender los mensajes de Sancho! .

La cima es aquella quimera quijotesca que oscila entre el idealismo y la realidad, entre el bien y el mal. Sin embargo, la idea original palpita y centellea en el abismo de la desventura, osando al pensante a hilar ideales y realidades. El episodio que enriquece el espíritu valiente y memorable es la aventura de “los molinos de viento”, gigantes que vencieron al Caballero de la Triste Figura cuando “arremetió a todo el galope de Rocinante... y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo” . La obra cervantina transmite una dualidad temática entre la aventura y la desventura, el amor y el desamor, la justicia y la injusticia, las armas y las letras, la belleza y la fealdad, Rocinante y el jumento, el Quijote y Sancho...

Al ilustre lector queda la insaciable tarea de vivir en el todo existencial las posturas de un benemérito caminante que con su acompañante soñaron enriquecer los pensamientos de historias concretas, de aventuras en la coexistencia del misterio de la palabra en los albores del siglo XXI.
La Literatura se nutre de las desventuras. La sabia literaria quijotesca está en la preocupación por ayudar al ser humano a través de sabios consejos a generar y posibilitar una salida a encrucijadas naturales. Razón tiene en enfrentar al sabio caballero el Duque, diciéndole “En fin, famoso caballero, no pueden las tinieblas de la malicia ni de la ignorancia encubrir y oscurecer la luz del valor y de la virtud” . Por eso, “has de poner en quién eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey” .

El hombre es una paradoja en constante juego. El juego de la imaginación produce una ruptura epistemológica a partir de la lectura de la obra cervantina. La escisión de la realidad está representada en la dicotomía entre la subjetividad – la naturaleza humana - y la objetividad – la imaginación, la fantasía -, como aparece reseñada en el suceso con los cabreros, en el que las aventuras fluctúan entre lo inmediato y lo fantástico.

La Literatura es un juego de espejos – verdadero símil literario -. La partida original del escritor oscila en diversas dimensiones humanas, penetrando hasta las entrañas del lector y haciéndole catarsis en las vibraciones del entendimiento. La purificación está en el compromiso y responsabilidad personal. Por eso, el hombre tiene que mirarse en el espejo del texto. Este ejercicio exige un ingrediente de valor. La valentía es la figura del esfuerzo por trascender lo mundano en la búsqueda de ideales y de fantasías. Porque “no es valentía la temeridad. Las esperanzas dudosas han de hacer a los hombres atrevidos; pero no temerarios” .

En la Literatura, el texto habla por sí mismo. Cada texto es el espejo aventurero del escritor y del lector - la imagen patética está en el Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes -. Éste semeja aquel principio de la refracción. De ahí que, en cada acción protagónica, el avezado lector se siente comprometido a imaginar posibilidades en compañía del caminante y acompañante. Por eso, el lector está en libertad de tomar posición y hacer “vivir” la palabra escrita. Con razón Don Quijote dice “la libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres” .

La aventura quijotesca es nuestra realidad. La figura del caminante es nuestro yo reflejado y visualizado en la palabra hecha “risa”. ¿Quién no ha gozado con los episodios quijotescos? ¿Cuántos consejos meditados ha transmitido la Triste Figura? ¿Cuánta melancolía se ha vuelto sonrisa al despertar del letargo? ¿Cuántos problemas humanos han trascendido al éxito del saber? ¿Cuántas desventuras – aventuras transformadas en aventuras? Con razón el Quijote pregona con símiles literarios que “hombres bajos hay que revientan por parecer caballeros, y caballeros altos hay que parece que aposta mueren por parecer hombres bajos: aquéllos se levantan, o con la ambición, o con la virtud; éstos se abajan, o con la flojedad, o con el vicio; y es menester aprovecharnos del conocimiento discreto para distinguir estas dos maneras de caballeros, tan parecidos en los nombres y tan distantes en las acciones” .

Hoy la palabra está de fiesta. Danza con armonía el signo. La significación está viva en nuestro quehacer literario. El discurso cotidiano está plagado de sentidos versos. Las letras forman rompecabezas en procura de dar nuevos significados a nuestra tarea interpretativa de las obras literarias. Con razón “las letras sin virtud son perlas en el muladar” – respondió el hidalgo Diego de Miranda a don Quijote. Nuestro compromiso pende de la honestidad. Por eso, “la honestidad es una de las virtudes que el cuerpo y el alma más adornan y hermosean” .

Por Luis I. Rodríguez

LA TRANSFORMACION NIETZSCHEANA


En el siglo XIX apareció la gran figura de la Filosofía, Friedrich Nietzsche (1844 – 1900), cuyo pensar giró entorno a la exaltación de lo vital y afectivo e hizo frente al racionalismo hegeliano y al positivismo.


Su trayectoria filosófica conllevó una crítica a los conceptos de la cultura occidental –filosofía, religión, moral, política -, e intentó una profunda comprensión de la vida. El filósofo tendrá que reflexionar sobre la vida y desenmascarar aquellas ideas tradicionales. El filósofo no podrá seguir cargando aquellos conceptos socráticos, platónicos ni medievales.

Ahora bien, a partir del texto “De las transformaciones”, en primera instancia, el camello lleva como carga los valores establecidos, la carga de la moral, la carga de la cultura y de la educación. El camello –como animal de carga- obedece la autoridad del amo, se inclina y no se queja de la pesada carga. Es sumiso y se limita a rumiar, a seguir el camino.

En segunda instancia, el camello se convierte en león. El hombre está cansado de soportar la carga y se revela contra el amo y destruye aquellos valores establecidos. Es aquí cuando surge el león, el hombre como ser crítico de sí mismo. No bastan los conceptos del racionalismo. El león impone su fuerza – su voluntad – “mas crearse libertad para un nuevo crear” –, un nuevo hombre, el superhombre.

Finalmente, el león se convierte en niño – un ser capaz de crear -. La inocencia es la fuente de la creación y el sendero capaz de proyectar nuevos valores y nuevas estructuras con auténtica libertad.

El niño es juego, un nuevo comienzo, creador de nuevos valores: “el espíritu quiere ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo”. Con razón, el niño es la manifestación de la vida.
Por Luis I. Rodríguez

martes, 21 de abril de 2009

UNA ILUSIÓN...




“Cuando sentí tu presencia, la mariposa mágica estaba danzando en la naturaleza. Sus penetrantes colores me embriagaban e invitaban a seguir indagando e irradiando nuevos sentidos llenos de fantasía... Una poesía, un cuento, una palabra, una sonrisa, una ilusión...”.


Por Luis I. Rodríguez

domingo, 19 de abril de 2009

LA GRIETA HUMANA





La aridez temprana está visitando
la ahogada condición humana.
Las gotas de agua están penetrando
la enorme grieta humana.
Las piedras están reflejando
la triste y anodina mirada humana.
La fuente de vida está desnudando
la enorme indiferencia humana.
Los robustos árboles están llorando
la evaporación del pensamiento humano.
Las secas hojas están cayendo
en el espejismo taciturno en la muerte humana.
El desierto hambriento está creciendo
en el deprimido caminar del ser humano.
...
Nuestro ser está llegando a un no-ser...
El sol nos abraza y carcome...


Por Luis I. Rodríguez

viernes, 17 de abril de 2009

¿QUÉ ES EL CUENTO?



El hombre quiere investigar y preguntar la razón de ser de la palabra escrita que divierte al lector. El corazón palpita cuando escucha narraciones interesantes que transforman el espíritu. Esas pequeñas historias dejan preguntas. El cuento sacude y tensiona al ser humano con el misterio que guarda en sí mismo. El misterio cuestiona y genera nuevas experiencias al interior del texto.


El cuento es una narración breve en la que intervienen personajes concretos o ficticios con sus acciones. El cuento es una máquina de diversión que compromete al lector. El lector está interesado en comprender el diálogo que el autor quiere establecer a través de los personajes. El lector es el caminante que vive la historia y busca el sentido en el laberinto existencial de cada hecho. La tarea del lector es descubrir y conocer la corporeidad de la historia a través de los personajes. La fantasía del hombre es infinita.

El escrito literario proyecta un hecho histórico o circunstancial a través de la imaginación. Por eso, como dijo Jorge Luis Borges "hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros". El hombre no puede vivir sin leer ni escuchar un cuento desde la niñez hasta la madurez. El cuento es la vida del sentido y del sinsentido... El cuento es aprender a ver la diferencia en la indiferencia del ser humano. El cuento es visualizar el ser y el no-ser...

El cuento entretiene al ser humano y lo hace partícipe del diálogo gracias al lenguaje sencillo e inteligible. El cuento es el instrumento que despierta la curiosidad y el asombro problemático de la acción en conexión con la propia vida. La ficción sigue latente y como dijo García Márquez "la imaginación es un instrumento de elaboración de la realidad, es creación de realidad". El cuento es una vivencia de la realidad a la luz de la imaginación. La tarea es aprender a fantasear.

En conclusión, el cuento es como el hombre, un misterio; es el vehículo que compromete y sacude al hombre en su condición humana y lo sensibliza en su relación con los demás.
Por Luis I. Rodríguez

jueves, 16 de abril de 2009

PERPLEJIDAD




Miró al niño con extrañeza y perplejidad. No pareció sentir lástima. Dudó un momento y le preguntó: ¿eres tú quien lloraba? Y el niño sonrió y se alejó como una leve brisa. ¡Solo como una leve brisa!...
Por Luis I. Rodríguez

miércoles, 15 de abril de 2009

AÑORANZA





“Mira, mira estos campos

que por nada te ofrecen

su extendida cosecha de belleza”.

- Aurelio Arturo -


En cierta ocasión, un discípulo visitó a su maestro, en el hermoso campo soleado - el instrumento musical de la inspiración -.

¿Qué haces, maestro? - preguntó el joven -.

Solamente admiro y contemplo la abundante cosecha de la madre naturaleza -contestó el letrado.

El principiante al escuchar estas palabras dirigió su mirada a la inmensidad del paisaje. La naturaleza penetró en su corazón. La mirada se hizo profunda e inquietante. La naturaleza habló con su melodiosa brisa y escuchó el canto de los pájaros…

¿Y ese silencio? – interpeló el maestro -.

Temo no haber aprendido ni comprendido las lecciones que producen las pequeñas cosas de la naturaleza – balbuceó tímidamente el indefenso interlocutor -.

Las cosas guardan un misterio lleno de significados, un tesoro escondido, un profundo laberinto de imágenes en el mundo, concluyó entusiasmado el guía y desapareció.

Por Luis I. Rodríguez

lunes, 13 de abril de 2009

LA RED




La araña con estrategia magistral tendió la red.
Danzó victoriosa en los finos, elásticos y sedosos hilos,
esperó sigilosa una delicada llamada y
con las gustosas antenas acarició
el último aleteo de una aventurera mariposa.
Llegó buscando el frenesí,
balanceó su cuerpo cual equilibrista de circo,
movió sus patas pegajosas y cansadas y
al instante programó el fin.
La red soportó la lucha entre las aventureras
y el viento balanceó sus cuerpos.
El tiempo fue testigo de la danza de la muerte
de una paradoja de ensoñación.
Y el tiempo contó la historia,
una pasión cubrió el lecho,
una red aniquiló un anhelante pensamiento...
una transformación...


Por Luis I. Rodríguez

sábado, 11 de abril de 2009

CRISTO CON NOSOTROS






Señor, Tú resucitas de la oscuridad,

y al hombre desnudo y harapiento de saber

vienes con su Espíritu a fortalecer,

revelas el amor al hombre nuevo

llenando la vida de Amor, Paz y Libertad.

El grito de angustia en la esclavitud escuchas,

en las tierras áridas al hombre consuelas,

el sendero salvífico al Nuevo Adán señalas.

Caminas junto al pobre y necesitado,

Tú eres el fruto de la nueva creación,

Eres Luz de Vida y Espíritu…

El Camino, La Verdad y la Vida…



Vivamos en armonía unos con otros…

Por Luis I. Rodríguez

jueves, 9 de abril de 2009

CRISTO VIVE -Poesía-



Condenado a muerte y en silencio
el peso del mundo caminaste dolorido,
vituperado y azotado por la muchedumbre
soportaste la oscuridad del pensamiento humano.

Las hondas penas cargaste camino del Calvario
meciéndose un cuerpo flagelado y sudoroso,
con la pesada Cruz ya destrozado
llegaste a la cima y en silencio llora.

Con las fuerzas destrozadas y la sangre derramada
en el madero fija yace la mirada,
los clavos penetrando el comprensivo amor
Un grito de angustia estremeció a la humanidad.

En lo alto del Madero y en profundo silencio
agobiado por la sed y la soledad,
exhaló un anhelante suspiro de Libertad.

El firmamento se oscureció,
y el hombre angustiado se preguntó:
¿Quién era el Hombre de la Cruz?



El Camino, la Verdad y la Vida…
La Luz del mundo...

Por Luis I. Rodríguez

miércoles, 8 de abril de 2009

ESPEJO ENCANTADO



Al escudriñar un pensamiento,

tropieza con la máscara ausente y retraída

de aquel rostro carne de ruinas,

mirada perdida en el ambiente natural…

Soy una lamentación. ¡Qué horror!


Todos llevamos la oculta y portentosa máscara

de resplandeciente policromía al natural,

el quehacer mundano se torna deprimente.

La sonrisa a flor color de piedra,

rompe una quimera en el abismo del profundo ser…

Soy una lamentación. ¡Qué ilusión!


Guarda un sabor a voluntad de manantial,

en el áspero panal de la colmena humana.

Una gota de miel se desliza calmada como el agua,

apertura sedienta de tenue sonrisa en la sordidez total.

La máscara fantasmal, refleja al hombre en la visión de sí mismo…

Soy una lamentación. ¡Qué inseguridad!


La inmediatez cosifica al insignificante ser.

Al conocer el rostro ruin y pálido de la figura inhumana,

entraña vacilante y penumbrosa en lo humano,

boga presuroso un existencial encantado

por el penoso camino a la libertad…

La luz centellea en el túnel. ¡Qué oscuridad!


La máscara es la proyección sentencia el yo,

languideciendo en el ‘otro’ ser.

El ‘otro’ es mi espejo encantador,

con reluciente rostro sale triunfante

al encuentro sincero con el otro yo.

Soy un reflejo de luz. ¡Qué alegría!

Por Luis I. Rodríguez


martes, 7 de abril de 2009

LA PALABRA, UNA CAJA MISTERIOSA



“Letras sin virtud
son perlas en el muladar”.

Miguel de Cervantes

La palabra merece respeto. El hombre vive extrañado de sí mismo, con y sin la presencia del “otro”. El mundo parece una hoja de papel. Vivimos en él sin percibir la presencia del Valor Supremo. Los lamentos son las tinieblas penetrantes en las relaciones humanas petrificadas por la ignorancia del valor de la ‘palabra’ en el contexto personal y colectivo. Parece insignificante ser ‘alguien’ valioso. Atreverse a pensar es un castigo. Preguntar algo, una ironía. Saber acerca de algo, un maltrato personal. Leer una utopía, un castigo, un lamento, un sinsabor. Pero, la ausencia trae consigo “presencia”. Por eso, la ‘palabra’ es el signo fundamentador de la comunicación humana, como apertura a la presencia del “Otro” y de mí mismo en el cosmos.

La ‘palabra’ es una caja misteriosa que guarda en el interior una potencialidad significativa. Es la semilla generadora de “sentidos”, de sendos discursos inteligibles en la cotidianidad. Ella nos saca del pantano y tiende el hilo conductor de la imaginación. La ‘palabra’ es como aquél símil de Saint-Exupéry en El Principito “... - Esta es la caja. El cordero que quieres está adentro. Quedé verdaderamente sorprendido al ver iluminarse el rostro de mi juez: -¡Es exactamente como lo quería! ¿Crees que necesitará mucha hierba este cordero?”. La visualización del horizonte interno está en caminar, sin dejarnos alcanzar por los pasos ya recorridos. La tortuga lucha a merced de sí misma. Nunca está vencido quien camina sin mirar atrás.

La energía del pensamiento vive en cada ser humano. Ésta se puede materializar en “algo”. Las ‘palabras’ están ahí para servir de puente entre tú y nosotros, entre yo y el “Otro”. Y, ¿quién es el Otro? Es la persona que me permite entrar a su ser. Es la proyección de mi yo. Es mi alter ego. Si mis ‘palabras’ imposibilitan una sonrisa, las relaciones se cosifican y el corazón se estremece en una aproximación al amor, al respeto, a la comprensión, a la solidaridad... Por eso, cultive el hábito de la lectura y use vocablos dignos de su ser.

La ‘palabra’ es el camino indispensable para construir puentes dignificantes entre los hombres. La ‘palabra’ soluciona las guerras fratricidas y posibilitan hermandad y progreso. Pero detrás del compromiso personal se esconde el egoísmo, la envidia, la simulación, la mentira. ¡Cuántas posibilidades perdidas para cimentar el edificio personal! ¡Cuánta hipocresía reina en el uso de la ‘palabra’ en procura de solucionar un conflicto! ¡Cuánta violencia generamos con nuestra actitud mezquina y vaga! ¡Cuánta tristeza esconde nuestra mirada! ¡Cuánta ‘palabras’ cargadas de violencia, mediocridad e irrespeto en el proceso de comunicación! Somos los protagonistas cargados de indiferencia y superficialidad. Demos una oportunidad a nuestro ser y pidamos perdón a la misma ‘palabra’, a la jerga contaminada, por ser como somos. Las posibilidades en el uso de la ‘palabra’ están aquí y ahora. Por eso, la barbarie envejece, la ‘palabra’ real ennoblece y da vida. La palabra da vida cuando es vida.

Con razón Richard Bach afirma que “para comenzar… tenéis que comprender que una gaviota es una idea ilimitada de la libertad, una imagen de la Gran Gaviota, y todo vuestro cuerpo, de extremo a extremo del ala, no es más que vuestro pensamiento… Y aunque intentó parecer adecuadamente severo ante sus alumnos, Pedro Gaviota les vio de pronto tal y como eran realmente, sólo por un momento, y más que gustarle, amó aquello que vio. ¿No hay límites, Juan?, pensó, y sonrió. Su carrera hacia el aprendizaje había empezado". En consecuencia, la ‘palabra’ es el corazón viviente del ser pensante.

Por Luis I. Rodríguez

domingo, 5 de abril de 2009

LA VIDA -Poesía-



¿Qué es la vid
a… para el niño?

Amor.
Un beso.
La fragancia de una hermosa rosa.
El aire fresco al amanecer.
Una sonrisa angelical llena de alegría.
Un juego de palabras que inquieta al ruiseñor.
Una tenue voz que clama ser escuchada y
una respuesta sincera del instinto maternal.
Una paradoja vivencial yace despierta…


¿Qué es la vida… para el adolescente?

Un estar ahí y ahora.
Un problema sin solución.
Un obstáculo a la libertad.
Un cúmulo de insignificantes en el quehacer.
Una tragedia en el caminar.
Un vacío potencial navegando en la nada.
Un laberinto pedregoso y desértico.
Un río caudaloso.
Un tornado...


¿Qué es la vida… para la juventud?

Una gota de agua en el pavimento.
Una hoja reseca en el verde campo.
Una flor deshecha con las tímidas manos.
Un terreno pedregoso.
Un profundo abismo.
Una silla vacía.
Un oasis...


¿Qué es la vida… para el adulto?

Un don divino a la luz del mundo.
Una semilla que crece camino de oración.
El fruto misterioso que irradia sentimientos.
Una crisálida del pensamiento.
Un manantial de agua cristalina.
Un grano de mostaza.
Un río de agua viva...


¿Qué es la vida… para el anciano?

El caminante observa el horizonte.
Una caja misteriosa llena de perlas.
Una guerra sin tregua.
Una aventura incesante.
Una sinfonía divina.
Unidad y comprensión.
El eterno retorno...

Por Luis I. Rodríguez

sábado, 4 de abril de 2009

SOÑAR...



Soñar...a Dios
Soñar...la creación
Soñar...el teatro del absurdo
Soñar...la figura del ser humano
Soñar...la angustia existencial...


Desperté soñando...
Alegre se encendía la aurora matinal
cual fecundador rocío,
brindando una tierna sonrisa
en el diario vivir...

Vivir es sentir,
vivir es pensar,
pensar... filosofar,
filosofar... interpretar
nuestra cotidiana transformación...

viernes, 3 de abril de 2009

EXTRAÑO TU PASIÓN -Poesía-



Extraño aquellos calurosos días
cuando sentíamos el sol en nuestros cuerpos,
no había sombras en el camino
sólo la voz del risueño amor que nos unía.

Extraño tus besos y tu sonrisa angelical
recorriendo el túnel silencioso del amor,
sólo eran nuestros desgarrados besos
una llamarada ardiente al soñar.

Extraño tus caricias y palabras
en el profundo manantial existencial,
ellas recorrían tu encanto corporal
vibrando en el solitario corazón.

Extraño aquellas diáfanas noches de pasión
encuentro encantador de la belleza,
mágicos momentos de aproximación dialéctica
en espiral camino a la transformación.

Te extraño. ¡Oh cielo azul,
saeta de la espiritualidad!
¡Dejadme estar en perfecta paz!

miércoles, 1 de abril de 2009

EL MITO, UNA APERTURA


“Un objeto o un acto no es real
más que en la medida en que
imita o repite un arquetipo”.
M. Eliade


La Literatura es la vida del hombre. Se hace realidad a través de la palabra. El juego de la palabra hace sonreír a quien descubre una oportunidad en la vida. En la lejanía y en la oscuridad se esconde la verdad cósmica del signo – significado, significante -. La aventura comienza cuando se osa en los riscos de la montaña. Cada montaña guarda un misterio y el hombre se aventura a encontrar las fuerzas secretas que invaden el intelecto.

La Literatura es el campo de la cultura poética y de la belleza perpetua de la palabra que se ha desarrollado a partir del “Mito”. El mito traza un camino semántico para la solidificación de la civilización y para la comprensión de las tradiciones culturales. La tarea del principiante es entender aquella estructura social y ver que las palabras escritas tienen la capacidad de perdurar en el tiempo con sentido actualizante. La palabra es un misterio permanente. Con razón Azriel Bibliowicz afirmó que “las palabras son las figuras que tenemos para capturar la realidad, volverla nuestra. Para recrearla de nuevo” .

La Literatura es el juego que captura y recrea al hombre a partir de los mitos universales. El mito es la mar de navegación y la inmensidad celeste. Por eso, “el mito – para Mircea Eliade - cuenta cómo, gracias a las hazañas de los seres sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el cosmos, o solamente un fragmento: una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano, una institución” . El fin del mito es “tratar de interpretar la vida y los fenómenos humanos”, desde el origen. Por eso, el mito describe las irrupciones de lo sagrado en el mundo. Nuestra misión es comprender, entender e interpretar el drama de la sacralidad en el mundo.

El mito es el arquetipo que posibilita la interpretación de la realidad . Es a partir de él que la ficción literaria traza el camino para gozar en la búsqueda aventurera del primer principio de las cosas. Las cosas u objetos guardan una legitimidad y una legalidad inminente. A tiempo, cada cosa tiene un dinamismo e impulso que le permite hacer un llamado de atención. El hombre se siente atraído por el dinamismo y su ritmo cósmico. Esta relación sensible de la cosa engendra y posibilita un activismo hacia el hombre – sujeto cognoscente -. La apertura radica en descubrir el misterio de las cosas.

Las cosas guardan en sí mismas un misterio o una fuerza extraña a identificar, a descubrir, a comprender e interpretar. Si el hombre griego se admiraba del cosmos y el precolombino de las maravillas existentes en nuestro continente, ¿por qué hoy abandonamos el protagonismo interpretativo de nuestra historia? Si los Mitos son los forjadores de la cultura, ¿por qué no descubrir y comprender los hechos de nuestros antepasados? Vale la pena trazar un camino en el laberinto literario y aproximarnos al conocimiento de nuestro quehacer.

La solidificación de nuestra morada cultural se fundamenta en la evolución del conocimiento de los mitos y leyendas. Si el hombre griego ideó los mitos para enseñar al hombre a encontrar el equilibrio cósmico, los ideales de perfección y de trascendencia, ¿por qué no aventurarnos a descubrir el valor de las cosas y lo absurdo en lo que parece real?

En conclusión, el mito es la apertura substancial al conocimiento de la armonía cósmica y de su semántica, en la que según Jorge Luis Borges “los objetos se vuelven palabras y las palabras son los objetos” que transmiten un misterio porque “Si (como el griego afirma en el Cratilo) / El nombre es arquetipo de la cosa, / en las letras de rosa está la rosa / y todo el Nilo en la palabra Nilo”. La fuerza extraña está en mi potencial por trascender significados que posibiliten el advenimiento de verdades .

Por Luis I. Rodríguez