martes, 30 de junio de 2009

AMÉRICA, UNA INTENCIONALIDAD...



América es el Continente Nuevo para los aventureros. Éste se incorpora a la “historia”. Se rompe aquella imagen de existencia lineal. La ruptura altera los planes del conquistador que viene en búsqueda de riquezas y encuentra unas tierras maravillosas, ricas, ajenas y sin límites. Se rompe con la cultura del aborigen, con la diversidad de costumbres y ritos, con el pensamiento. Este Nuevo Mundo tan distanciado culturalmente, es la cuna de la lucha entre el opresor codicioso y un oprimido asustado y temeroso. El lenguaje son las señales y la simulación.

Todo parece extraño al hombre invasor. La ansiedad por las propiedades lo lleva a ‘capitular’, a pactar con la Corona Española que, bondadosamente, accede a tal pedido. Las tierras conquistadas quedan saqueadas; son un campo de batalla donde el poderoso ridiculiza al aborigen, deshumanizándolo. Es como, algunos religiosos dieron una voz de aliento y, en ocasiones se aboga para lograr un mejor trato. “Es la consolidación de la república de los siervos en beneficio de la república de los libres... La dura pedagogía de la opresión es el constitutivo esencial del paso del no-ser al ser: del bárbaro al civilizado, del infiel al evangelizado”[1]. El indio está indefenso y al servicio del opresor; reducidos a una esclavitud práctica de servicio personal y despojado de su propiedad económica y cultural.

El saqueo y la muerte son justificados. Nuestro indio vive en libertad, amando y luchando con la naturaleza. Pero, ahora lucha contra una fuerza que lo somete a trabajos forzados. Se usa la violencia para la conquista y la “evangelización” para educarlo. Sin embargo, las creencias, la estructura social, las costumbres son abolidas por una cultura ajena y sin sentido inicial: nueva lengua, práctica de nuevas leyes y un esquema de servicio.

El campo de lucha indígena está desolado en el “pensamiento”. Se impone la cultura del servicio con un legado desconocido. Los religiosos que acompañan al conquistador pretenden la evangelización del indígena, para salvar su alma. En el transcurso, nace una ola indigenista que defiende la no – violencia y pregona justicia en el trato. Los desmanes de la conquista continúan por móviles económicos “como los repartimientos de tierras, la encomienda de indios, el servicio personal, la carga, las naborías, la boga, el laboreo de minas, el sistema de tributación, entre otras, fueron haciendo irreversible el establecimiento de lo que sería lentamente la Nueva Granada y la actual Colombia”[2].

Estos aventureros quieren la organización de una nueva sociedad, en donde la colonización arrasa con los vestigios humanos del indio a través de la explotación. Las ruinas de la cultura aborigen inician un proceso de encuentro con la cultura peninsular. Es un encuentro violento en donde la espada, el escudo y el arrojo invasor aplastan la resistencia original[3], gracias a las argucias de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada. Pero, el indio vive una situación miserable por la dependencia total con relación a la Metrópoli, caracterizada por un rígido centralismo y por dar valor a la mano de obra.

La relación cultural con el aborigen es la marginación y la degradación humana. El medio de comunicación es el trabajo y la esclavitud. La palabra no guarda sentido ni significado para el invasor. Los lamentos son el medio de expresión que guardó sentido y valor de ‘escucha’.

El indio actúa y piensa. La rebeldía se encamina a la búsqueda de la autenticidad y a romper los lazos de la esclavitud que han impedido el despertar. La corrupción del ‘salvaje’ – como persona - acaba con la estructura cultural. Sin embargo, el indígena es una persona con plena libertad. La lucha es constante contra un título de legitimidad y servidumbre esclavista. Los defensores son incapaces de romper con las crueldades e injusticias del reino.

El aborigen no puede estar alejado de la realidad. Él se hace partícipe de la humanización, de la utopía planteada de ‘crear’ un hombre nuevo en un mundo explotado. ¿Cómo recibir enseñanzas prácticas cuando hay deshumanización? ¿Cómo crear un ambiente literario para escuchar los lamentos? Se tiene que formar una sociedad nueva, donde el español, el indio y el negro la componen en una tentativa de mestizaje. Una sociedad que busca y da razón a la identidad personal y cultural. Hay manifestaciones con intencionalidad filosófica, literaria e ideológica... que tomarán las riendas dialécticas de la sociedad.


[1] SALAZAR R., Roberto J. Filosofía de la Conquista de Colombia. Editorial El Búho. Bogotá, 1983. Pág. 24 – 25.

[2] SALAZAR R., Roberto J. Filosofía de la Pacificación en Colombia. Editorial El Búho. Bogotá, 1984. Pág. 7 – 8.

[3] Ibídem. Pág. 11 – 12.

Por Luis I. Rodríguez

lunes, 29 de junio de 2009

LA VIDA ES UN SUEÑO...


El mundo está lleno de dolor y desesperación.
la justicia es el camino de la igualdad social;
la injusticia castiga al hombre justo,
la cárcel, el cáncer de la sociedad
donde el hombre lucha por sobrevivir
de las penas de la ambición y del poder...

¿Quién escuchará al desdichado?
¿Quién abogará por el ser humano?
Las paredes escuchan el lamento humano.
Las cadenas retumban en el palacio interior.
Alguien acude al llamado filial,
la luz tenue asoma en el portal:
una esperanza, hecha realidad...

Los sueños son ilusiones del caminante.
La fuerza extraña arremete en viva voz.
La ironía manifiesta que al nacer,
causó la muerte maternal:
angustia, tristeza, desespero nocturnal...

La angustia envilece al inocente y
el sol no penetra al tétrico palacio.
Una luz asoma en la muralla:
la libertad estremece
aquellas grisáceas cenizas
del mendigante pensador...

El palacio esconde al verdadero rey.
La multitud batalla la tragedia humana.
El príncipe altivo recobra el derecho
y al paso encuentra la felicidad eterna:
la vida es un sueño, ilusión del caminante
hacia la luz del sol resplandeciente,
un pensamiento brota del manantial...

Por Luis I. Rodríguez

sábado, 27 de junio de 2009

LA EXISTENCIA...


El caminante mira el nublado horizonte,
se cuestiona en su interior…


El silencio escucha pausado,
pareciendo reprochar con indignación la tarea…


El eco interroga en lejanía cristal,
respondiendo a una mirada humana en el espejo…

El viento acompaña al infatigable caminante,
impulsándolo con su vibración
hacia
los cimeros riscos de la montaña que tranquilizan…

Una voz misteriosa clama desde el negro abismo,
estupefacto el infatigable luchador grita…


Una mirada al celeste gris
está haciendo perder la razón…


Una luz de Infinitud viviente
emana
de lo profundo de su ser…

Una mano tendida y poderosa
busca afanosa
auxiliar al ermitaño…

El pensamiento está llegando a ser
el encanto vivencial del paraíso interno…

La existencia…

Por Luis I. Rodríguez

viernes, 26 de junio de 2009

TU PRESENCIA...



El desierto humano trasforma el pensamiento.

El hombre está anonadado de su situación,

el mundo de ilusiones parece sonreír,

ahí estás tú, meditando...


En lo cercano, en lo lejano,

en la luz, en la oscuridad,

en la alegría, en la dificultad,

en la envidia, en la humildad,

en la paz, en la guerra,

ahí estás tú, sonriendo...


En tantas partes, en tantas cosas,

en todo momento, en el pensamiento,

estás sembrando semillas de conocimientos,

corriendo el velo y meditando,
proyectando el camino de la imaginación,

a un mundo de ternura y felicidad,

ahí estás tú, animando...


Por Luis I. Rodríguez

martes, 23 de junio de 2009

RECORDÁNDOTE


El aroma se esparce

y el aire se contagia
en el trémulo espacio,
dejando la serena huella
de la imagen sombría
al amor sincero...

Cae un pétalo de amor
y una sonrisa se desliza...

Cayó ardorosa una mirada
al regazo de tu amor...

¡Qué tristeza ver la arena
en nuestra soledad!

Por Luis I. Rodríguez

lunes, 22 de junio de 2009

SERENIDAD...




Las palabras viajan acompañadas de amor

y vuelven a estar armoniosas en la mente,

ancladas en la tranquila mar azul

que danza en los pensamientos,

las lágrimas, la ternura, la serenidad…

Una palabra vence la angustia y la desazón

para vivir, para existir, para pensar y

descubrir el valor de la serenidad…


Un círculo de esa mar me estremece e

inunda a borbotares la fuerza espiritual.

La intensidad de esa abismal verdad

no impedirá que pueda nadar en pensamientos

hasta encontrar el calor del verde amor y

descubrir el sentido de la serenidad…


Necesito compartir mis sencillos pensamientos

y nunca callar lo que siento.

El hombre buscará sediento el camino

escudriñando el valor de la inmensa verdad

que guarda como un tesoro dentro de sí,

escuchando los petrificados gritos al hablar y

descubrir la angustia con serenidad…


El tiempo yace en naciente historia

del oscilante péndulo sideral,

ahora estoy fantaseando cual mariposa

buscando una profunda razón

en la dimensión propia del filosofar…

Las palabras penetran, viajan y

volverán a ser una ilusión al

descubrir el asombro con serenidad…


Ahora estoy callado,

pensando en los ladrillos

de los recortes literarios y filosóficos

que impulsan a la lucha cotidiana

del pensamiento por salir de la nada y

descubrir el camino del cuestionar con serenidad…

Por Luis I. Rodríguez

viernes, 19 de junio de 2009

LA BÚSQUEDA DE UN PRINCIPIO


El agua es el elemento fundamental.
El líquido es la fuente de la vida.

El agua salió de la diosa madre de los hombres
Y a ella regresó después de poblar la tierra

Mediante su exuberante fecundidad.

Mito de Bachué



El pensamiento prefilosófico y literario de nuestros antepasados conlleva un desarrollo cultural que ha traspasado las fronteras en donde los intelectuales de hoy se sienten asombrados por su originalidad en el pensar y en el quehacer cotidiano. Las capacidades del aborigen son el fruto de la interacción con el mundo maravilloso, adoptándose a unas condiciones específicas. El hombre ya no vive en un mundo puramente físico sino que aprovecha su silencio para sentir el aroma de la vida y comenzar a justificar su presencia, danzando armónicamente en la búsqueda de sentido cósmico y antropológico.

Nuestros ingeniosos pobladores cantan a la naturaleza, admirando la belleza e ideando una purificación del espíritu. En la lucha por la subsistencia trabajan en la búsqueda de la propia identidad a través del mito , de lo maravilloso del saber. Sus expresiones manifiestan un claro conocimiento de su entorno, de sus necesidades. Por eso, “el hombre trata de ser aquello que lo asombra. Surge el ritmo al tratar de consonar con lo maravilloso. Surge la danza. Ya el danzante es aquello. Ya en él está la presencia. Es el Dios. El origen: árbol, río, bestia... y en los giros de la danza emerge el arquetipo que dará validez a los usos, a las costumbres. Surge la forma, la realidad ejemplar, la que justifica” .

Esta expresión primitiva y espontánea de la realidad tal como la percibe intuitivamente nuestro antepasado es el inicio de lo literario y de la prefilosofía. Él busca el fundamento de la quimera, encontrando modelos con los que se identifica y trata de comprender la realidad para seguir la dialéctica de lo natural.


La poesía indígena presenta una forma especial de cantar a la vida, a la naturaleza, a la creatividad. Los cantos prometen un conocimiento de búsqueda de los orígenes, de la relación al ‘Padre dios poderoso’ y de una esperanza del hombre a ‘crecer’ en unidad y armonía (Muiscas).

El poema de la creación de los indios ‘Koguis’ produce admiración por su concepción y profundidad. Lleno de imaginación, logra adentrarnos al conocimiento cosmológico de su tiempo. Los describe a ‘Aluna’, Madre del Agua – pensamiento o idea, memoria -. Los indios Huitotos siguen indagando por el primer principio. Su personaje es el ‘Padre, quien toca una quimera y la piensa para sí’. La cosmovisión tiene un carácter natural.
Estos personajes crean y estructuran su cosmología desde sí mismos y para sí mismos. Ven el mundo lleno de posibilidades. En él buscan el sentido a su destino, dando cabida al asombro, a la danza, a la fiesta, al ritmo del amor. Su lenguaje no traiciona las referencias particulares de las destrezas intelectivas y definen con autenticidad el pensar y el cantar.

El mundo del mito, de la poesía es el medio por el que puede explicar y darse a conocer ese aborigen para ser acogido, respetando la fidelidad, su sentir lúdico.
El indígena habla de un tiempo antiguo y a la vez de un tiempo mítico, que es necesario perpetuar y conocer. Pasado y presente se funden en un futuro interpretativo del destino histórico. De estos pequeños testimonios y experiencias poéticas y míticas, se deduce la fina sensibilidad de su espíritu, de su imaginación creadora, de su organización social, de su cosmovisión.

La cultura muisca forja el alma colombiana, alcanzando una conciencia de su condición humana, no comparable a animales u objetos. La valoración humana, tan esencial, se encuentra entre los mitos de Bachué y los Príncipes Creadores. El contexto cultural comprende elementos de la era matriarcal (Bachué). Su elemento vital es el agua, nacimiento, desarrollo y regreso, porque “del agua salió la diosa madre de los hombres y a ella regresó después de haber poblado la tierra mediante su exuberante fecundidad” .

La cosmovisión muisca tiene una elaboración intelectual de avanzada. El hombre tiene un origen divino y es una parte – por mínima – del mundo, que tiene sentido y pertenece a la totalidad. Su pensamiento guarda continuidad y armonía entre lo divino, natural y humano. Se da una ligazón que esclarece cada momento.

El ‘dios civilizador’ es un ser cercano y humano que pretende hacer original al hombre muisca en la toma de conciencia de su desarrollo cultural. Por eso, él no vive aislado. Está en constante interrelación económica, de comercio. De organización, de justicia y de división social.
El desarrollo cultural es de fecunda creatividad; de ser prácticos en su organización familiar y política. Reciben de Bochica “leyes y modos de vida... Les dio los preceptos morales y religiosos... Les enseñó la solidaridad humana que consistía en ayudar a los necesitados, cuidar y atender a los ancianos, velar por los enfermos...” . Existe un compromiso y una tendencia de pensamiento humano, de no-violencia, de una especialización en el trabajo, de buscar superar las inclemencias climáticas y geográficas.

El sentido de justicia muisca tiene como fundamento la valoración humana – los hombres son descendientes de la divinidad -, la búsqueda del bien común – satisfacción de las necesidades -, el respeto y la obediencia, la convivencia social y la organización de vida familiar, social, religiosa... Con ello, “lo humano es el elemento predominante en toda su vida y que sobresale como preocupación constante. El aprecio por lo humano fue su máximo valor” .


El pensamiento muisca sorprende por su elaboración y estructura concatenada a un ‘Dios creador, trascendente’ y al valor del hombre que lucha en su comunidad humana por llegar a proyectarse en una vida más plena. Ahora bien, nuestra función es la de recuperar aquellos escritos olvidados que traen un pasado lejano y desconocida para incorporarlos a nuestro devenir histórico. La palabra debe recibir un nuevo aire y calor de significados más humanos. La palabra viene a ser el principio de aquellos textos que producen satisfacción en el encuentro y desencuentro del pensar a la luz de la Historia.

Por Luis I. Rodríguez

jueves, 18 de junio de 2009

ILUSIÓN...


La luna juega en la noche de fuego
con sus resplandecientes rayos y
el viento estremece la soñada soledad.

El viento se pasea deprimido y melancólico
por las polvorientas calles del cuerpo
como aquel náufrago en el inmenso mar.

La noche sonríe y la luna la viste,
el viento la conoce y la arrulla,
ella se enamora del silencio,
encontrando abierto el libro de la vida.

Por Luis I. Rodríguez

lunes, 15 de junio de 2009

ADMIRACIÓN Y ENCANTO...




Tus tiernos besos saben
a pétalos encendidos de rosa,
sedientos de agua del manantial,
proyección de belleza universal
en gotas cristalinas de vida.
Admiración y encanto,
energía de luz penetrante y amorosa
al contemplar la razón de ser
de nuestra valiosa existencia.

Por Luis I. Rodríguez


sábado, 13 de junio de 2009

EN EL HORIZONTE...




¡Asoma un rayo misterioso en el horizonte!

Tu imagen se proyecta contemplativa y abrazadora
en el canto silencioso del amanecer,
en el canto sereno de la brisa sonora,
en la razón de nuestro ser.

¡Asoma un rayo misterioso en el horizonte!

Tu imagen se proyecta en mis pensamientos,
en el reflejo del azul del cielo
tallado en el óleo de mis sentimientos,
en la canción interna del torrentoso anhelo.

¡Asoma un rayo misterioso en el horizonte!

Tu imagen se proyecta en el candor,
en el reflejo de los rayos del sol
energizando al viajero del amor
en la canción ícono del tornasol.

¡Asoma un rayo misterioso en el horizonte!

Tu imagen se proyecta en luces de colores,
en el reflejo del ser existencial
punzando al interior de los valores
un caminar inmanente y trascendental.


Por Luis I. Rodríguez




viernes, 12 de junio de 2009

HAGAMOS UN VERSO...


Hagamos un verso soñado
con tus inquietantes pensamientos y
mis pacientes sentimientos,
con la brisa del amanecer y
el sol abrasador.
Pintemos las ideas
con multicolores razones y
amorosas madrugadas,
color grisácea de brisa sedienta y
amor escondido,solitario,
tímido y vivificador
cual gotas de lluvia
entrelazadas con hilos bordados
de agua encantada cual cristal
calmando la sed de nuestro amor.

Por Luis I. Rodríguez

jueves, 11 de junio de 2009

UNA NOCHE...


¡Qué noche estrellada y encantada

vive sollozando en mis pensamientos!

¡Qué noche de suaves olores a lunada,

impregna tu huella en mis sentimientos!


Tu presencia calla las vibraciones y emociones,

tu sonrisa se hace la fiel amiga incomparable.

Una voz firme y tierna alienta sin vacilaciones

el valeroso espíritu danzante y entrañable.


En la noche el espíritu se proyecta significante

al reconocer el sentido de la inmensidad.

Una estrella guía al ingenioso principiante

desde la potente luz en la tenebrosa profundidad.


Noche estrellada en el camino pedregoso,

cabellos oscuros en el latente horizonte,

volátiles cual aroma voluptuoso

en el manantial del ilustre itinerante.


¡Oh, si hoy pudiese estrechar tus manos

y suavizar tus labios con los míos!

Por Luis I. Rodríguez


martes, 9 de junio de 2009

UNA LÁGRIMA...





Una lágrima al amanecer clama
al profundo silencio y a la cercana tristeza.
Una lágrima a la oscura realidad cuestiona
al pensamiento de aquel pobre caminante.

Una lágrima brota de las paredes internas y
un abismo enceguece las pupilas,
el temor surge en el abominable silencio y
un vacío yace clamando sentimientos.

Una lágrima proyecta un pensamiento existencial,
esquema de un discurso sereno y transparente,
una gota cristalina se estatiza en la mejilla
del absurdo ser cosificado e indiferente.

...

¡Sed valientes y luchadores,
manteniendo erguida la cabeza...!
¡No olvides el valor del amor...!
El martillo está ahí...

Por Luis I. Rodríguez

lunes, 8 de junio de 2009

INQUIETUD...


La mirada se pierde en lo etéreo,
en el curvilíneo horizonte azur.
Solitario...en imaginación profunda
se contempla el inquieto desierto humano
paseante en el furtivo placer
de aquellas circunstancias al atardecer.
Lo real y lo transitorio metamorfosean
en sentidos étimos de belleza y poesía,
lo eterno y lo pasajero diásporo
en el camino de la vida.
El cuadro humano danza cual artífice
de soñadores pensamientos en la asertiva
obra teatral, la Sabiduría.
El desierto humano despierta anonadado,
ideando una figura inusual
reflejo de la falsa realidad.
Y las estrellas titilan magnánimas
proyectando la esperanza al amanecer...

&

El viajero sigue luchando en el tortuoso camino...

Por Luis I. Rodríguez

viernes, 5 de junio de 2009

LA LITERATURA, UN CAMINO ABIERTO


“El que no quiere nada,

ni espera nada,
ni tiene nada,
no puede ser artista”.

Anton Chejov


La Literatura en su contexto busca encantar al hombre y prepararlo a la búsqueda del camino hacia el poema sinfónico, cuya tonalidad transmite significados a través de un texto. El conjunto de ideas al fluir en el entramado, proyecta una imagen que engrandece al espíritu y lo hace vivenciar el proceso histórico. La Literatura es la vida del espíritu que rompe la superficialidad cotidiana.

En la totalidad hay armonía, comprensión, sonoridad. De ahí que, la naturaleza maternal acaricia y extiende la mano a la evocación de la intimidad, a la creatividad. Una idea es la realización potencial del todo en su aventura cósmica por desarrollarse. La naturaleza es aquella madre amante de la sabiduría, amante de soñadores y encantadores a la luz de la palabra.

La Literatura es el campo abierto que ilumina cual tea a un “principiante” en el amanecer próximo de las palabras. El cultivo cotidiano comienza con la preparación del terreno textual. El terreno se torna pedregoso, al no trazar un derrotero o un camino ideal para arrancar las malezas u obstáculos que impiden el crecimiento y el desarrollo de la palabra en la producción literaria.

Al florecer el texto, comienza la emanación de nuevas situaciones análogas y paradójicas. Aquí, las palabras no son vacías en significación, sino que en ardorosa marcha triunfal germinan cual planta en átomos de vida cognitiva. El fruto de la “palabra” es la misma “palabra con sentido”. Por eso, la palabra es el fruto que hace reír, soñar, embellecer, laborar, inteligir, investigar, creer, conocer, cultivar...

La Literatura es el agua de vida en la palabra. El escritor – el principiante – es el mago de la palabra. En el teatro vivencial es el encargado de maravillar, encantar y asombrar al espectador con tan gran “don”. Es como aquel jugador de ajedrez que en franca lid posibilita el éxito de la palabra. Por eso, en esa escenificación, los personajes se tornan reales o ideales en el camino de la felicidad.

La Literatura es el sendero de la imaginación perenne que en constante reflexión llega “a una razón” lógica y a vislumbrar una simbología. Como campo de reflexión presento un texto de Arthur Rimbaud, titulado:

A una razón

“Un golpe de tu dedo sobre el tambor
descarga todos los sonidos
y da comienzo a la nueva armonía.
Un paso tuyo es el alzamiento de los nuevos hombres
y su puesta en marcha.
¡Tu cabeza se aparta: el nuevo amor!
¡Tu cabeza se vuelve: el nuevo amor!
“Cambia nuestras suertes, acribilla las plagas,
comenzando por el tiempo”,
te cantan esos niños.
“Eleva hasta donde sea la sustancia de nuestras fortunas
y de nuestros deseos”,
te ruega.
Llegada desde siempre, te irás por todas partes”.

La Literatura es el camino constante que genera “cultura”. Para quienes se van y para los luchadores del éxito, la Literatura es la sabia que recorre las venas del cosmos en la búsqueda de “alguien” que posibilite un “quehacer vivencial”.

La Literatura es la máquina viajera y transformadora de insignes ilusiones humanas en la búsqueda de sí mismo. Es aquella lluvia que riega el espíritu con un sinfín de contextos. La invitación está en identificar el contenido y transmitirlo a generaciones futuras. Por eso, “el partir es un dejar de ser para comenzar a ser”. Salgamos al encuentro de la palabra, expresada en la Literatura a través de la lectura.

El camino está cercano, exaltando el laberinto de la vida. Por eso, Arturo Roa Bastos dice que “... La tarea del lector es hacer que el texto no escrito se escriba en su interioridad, se proyecte en la pantalla de su intimidad, en la cámara oscura de sus sentimientos, ideas, obsesiones, recuerdos, olvidos”.

Por Luis I. Rodríguez

miércoles, 3 de junio de 2009

BUSCABA UN HORIZONTE



Buscaba una rosa encendida
y hallé un aroma de amor.
Buscaba un manantial de sabiduría
y hallé un mar cristalino y sonriente.
Buscaba un libro abierto de ilusiones
y hallé una gran Gaviota que amaba la vida.
Buscaba salir de la ignorancia
y aprendí a volar...
Buscaba un nuevo horizonte de Libertad
y me encontré a mí mismo...

Por Luis I. Rodríguez

lunes, 1 de junio de 2009

EL POETIZAR DE AURELIO ARTURO



El poetizar arturiano significa vivir la cotidianidad en la dimensión humana; es aprender a visualizar y a sentir las cosas tal como son; es comprender el Ser en su constante acontecer, cargándolo de realidad; poetizar es aprender a escuchar el silencio que habla en cada cultura; es el camino de expresión de nuestra existencia en la búsqueda del llegar-a-ser a través de la palabra porque “su aroma nos circunda… y modelamos con la mano fina o tosca…”. El hombre es el artesano y forjador de construcciones imaginarias.

El silencio habla y nos circunda a la luz de la creatividad, “con el fuego de la sangre y la suavidad de la piel…”. La palabra es omnipresente al ser humano y deviene significados; es un fuego abrazador y sensibilizador que irradia sentidos en el imaginario íntimo del poeta. El silencio nos ayuda a interrogar el mundo en el que vivimos, conociéndole, apalabrándole. La palabra nos llega con su presencia eterna. La esencia del hombre consiste en apalabrarse con la realidad de la vida, buscando su ser, sus sentidos.

El hombre es “Palabra”; la palabra es el lenguaje con sentido de expresión personal a la luz del diálogo vivencial, es “palabra omnipresente con nosotros desde el alba”. La palabra está ahí – en el agua oscura del sueño - esperando a un soñador para monologar o dialogar acerca del quehacer mismo. La palabra interroga y silencia al hombre, dejándolo perplejo y anonadado, en “retazos de recuerdos / de espantos…”. La palabra intercepta al hombre con sus silencios, haciéndolo crecer en el juego mágico a la luz de la poesía.

La palabra en sí misma es silencio y guarda silencio. El silencio interroga al hombre, haciéndolo un espejo de su cotidianidad para llegar-a-ser lo que es en su construcción dialógica a través de la palabra, porque “en ella nos miramos / para saber quiénes somos…”. La palabra es el profundo espejo. La angustia existencial surge de repente porque nos distanciamos de la esfera social que “refleja / nuestro yo / nuestra tribu”...

La palabra se ofrece como iniciación y como término, “va con nosotros”. La palabra es un río que fluye sentido y encierra una profunda reflexión acerca de la experiencia soñadora que es la poesía. La ilusión encarna “alegría y angustia”; el trascender es una perenne tarea que nos obliga a mirar el espejo de la vida en la poesía. El hombre tiene que aprender a escuchar y a sentir la voz del silencio para encontrarse a sí mismo en la palabra, que es un espejo esclarecedor y polisemia vital que fluye y se transforma en poesía.

Por Luis I. Rodríguez