El espejo se mueve en el espacio,
reflejando un rostro en la penumbra.
El hombre mono está naciendo,
la luz lo intimida en el silencio.
El hombre mono decide caminar
hacia el profundo bosque;
la civilización azota al valiente pensamiento,
los árboles acogen la imagen del fantasma.
El árbol extiende sus ramas solidarias,
los pájaros comparten sus bellas melodías;
el hombre mono abre su corazón de piedra
revelando el misterio de su ensoñación.
Quiero ser rebelde conmigo mismo
destrozando la esclavitud humana;
quiero comprender al hombre mono
en el jardín de aromas de luz.
Quiero jugar con la brisa en el bosque,
mecerme en las ramas de pensamientos,
trastocando el estado de las cosas mismas,
vibrando con los globos del Amor.
El hombre mono acepta la soledad,
el silencio fortifica el pensamiento,
el jardín del bosque desdobla la palabra
como tronco abierto y solitario.
Por Luis I. Rodríguez
Bella conjugación...entre la arboleda y la brisa del bosque, sin descartar la ensoñación del hombre mono.
ResponderEliminarUn placer amigo Luis.