Warm space of silence,
fallen human leaves of oblivion
which dry her mocking and ephemeral pupils
in a landscape of disenchantment.
The cold stamps the poem in the way.
The sad figure walks
in the moist silence of the afternoon.
The fog covers the high peaks
and the silence lies shocked
in each branch of love.
Oh invincible wind that crosses
the top like poetry penetrates
our brief thought!
The ethereal mist spreads its aroma
between bursts of rain,
its drops seem lullabies
which are lavished on the garden
of our travelling soul.
Imagination flows into the interior world!
The rain and the silence print footsteps of love
in the human dawn and sunset.
fallen human leaves of oblivion
which dry her mocking and ephemeral pupils
in a landscape of disenchantment.
The cold stamps the poem in the way.
The sad figure walks
in the moist silence of the afternoon.
The fog covers the high peaks
and the silence lies shocked
in each branch of love.
Oh invincible wind that crosses
the top like poetry penetrates
our brief thought!
The ethereal mist spreads its aroma
between bursts of rain,
its drops seem lullabies
which are lavished on the garden
of our travelling soul.
Imagination flows into the interior world!
The rain and the silence print footsteps of love
in the human dawn and sunset.
&
Espacio cálido del silencio,
hojarasca humana del olvido
que seca sus pupilas burlonas y efímeras
en el paisaje del desencanto.
El frío marca el poema en el camino.
La figura triste camina
en el silencio húmedo de la tarde.
La niebla cubre las altas cumbres
y el silencio descansa anonadado
en cada rama del amor.
¡Oh invencible viento que cruza
la cumbre como la lírica penetra
nuestro pensamiento fugaz!
La bruma etérea esparce su aroma
entre ráfagas de lluvia,
sus gotas parecen canciones infantiles
que se prodigan en el jardín
de nuestra alma viajera.
¡La fantasía fluye en el mundo interior!
La lluvia y el silencio imprimen sus huellas de amor
en la aurora y el ocaso humano.
Por Luis I. Rodríguez
Espacio cálido del silencio,
hojarasca humana del olvido
que seca sus pupilas burlonas y efímeras
en el paisaje del desencanto.
El frío marca el poema en el camino.
La figura triste camina
en el silencio húmedo de la tarde.
La niebla cubre las altas cumbres
y el silencio descansa anonadado
en cada rama del amor.
¡Oh invencible viento que cruza
la cumbre como la lírica penetra
nuestro pensamiento fugaz!
La bruma etérea esparce su aroma
entre ráfagas de lluvia,
sus gotas parecen canciones infantiles
que se prodigan en el jardín
de nuestra alma viajera.
¡La fantasía fluye en el mundo interior!
La lluvia y el silencio imprimen sus huellas de amor
en la aurora y el ocaso humano.
Por Luis I. Rodríguez
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