las hojas encantadas.
Desamparadas,
guardaron una esperanza
en el desierto humano.
La historieta narrada
siguió intacta en su lucha
por alegrar el existir
de alguien ansioso
por despertar.
El viento se estremeció,
el cuento se desvaneció.
en el desierto humano.
La historieta narrada
siguió intacta en su lucha
por alegrar el existir
de alguien ansioso
por despertar.
El viento se estremeció,
el cuento se desvaneció.
El sol proyectaba su energía,
las hojas tristes la absorbían,
las letras perdían su color.
las hojas tristes la absorbían,
las letras perdían su color.
Un inocente clavó la mirada
en una silenciosa historieta.
Sonreía, movía su cabeza
al descubrir semillas de vida,
una idea abrió las puertas
del encanto.
Eolo ayudó en la tarea,
las hojas se agruparon,
el niño armó el libro,
su espíritu se transformó
y en el cielo abierto
las figuras nuevas aparecieron.
¿Por qué destrozaron el libro
de aventuras?
¿Por qué destruir el mundo
de ilusiones?
Una historia,
una aventura,
una semilla,
una sonrisa,
el soñar,
la vida...
en una silenciosa historieta.
Sonreía, movía su cabeza
al descubrir semillas de vida,
una idea abrió las puertas
del encanto.
Eolo ayudó en la tarea,
las hojas se agruparon,
el niño armó el libro,
su espíritu se transformó
y en el cielo abierto
las figuras nuevas aparecieron.
¿Por qué destrozaron el libro
de aventuras?
¿Por qué destruir el mundo
de ilusiones?
Una historia,
una aventura,
una semilla,
una sonrisa,
el soñar,
la vida...
Por Luis I. Rodríguez
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