El sol resplandece para todos.
Su energía transforma
el espíritu del hombre;
la pulpa sensitiva se estremece
con el calor del diálogo
con la naturaleza, miel de la vida.
El hombre proyecta una imagen aparente,
su realidad se desvanece en la sombra.
El hombre es duro como la piedra,
la piedra insensible hacia el "otro".
El "otro" es el ser del movimiento,
abierto a caminar en compañía.
Y Tu resplandor rompe las ataduras y
las máscaras sombrías asustan al caminante.
Las águilas dan ejemplo de vida,
surcando el firmamento con firmeza,
mostrando el camino de la libertad.
Los pájaros se confunden con el viento,
la inmensidad con su verdad.
El hombre con la triste realidad.
El silencio se prolonga en el silencio,
al escuchar el grito angustiante
del hombre solitario.
Por Luis I. Rodríguez
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