martes, 27 de octubre de 2009

EL ESPEJO DE LA VIDA


Hay un silencio oculto,
un tiempo de alegría y esperanza,
los testigos gritan en el horizonte,
el silencio recorre el cuerpo
como cae la penumbra en la vejez.
La noche angustiante crece y
el silencio solitario fortalece
la presencia del ser en el espejo,
reflejo de una isla imaginaria.
En el horizonte una luz palpita
llamando la ansiedad está,
don nadie remata la mirada,
en el espejo la figura languidece.
La oscuridad florece y
su aroma energiza el ambiente,
los árboles humanos tiemblan
bajo la lluvia, la savia recorre
la figura pregonando la fuerza
interna que rompe los esquemas
superficiales del insensato ente.
Frente al espejo se detiene
la figura insomne y anonadada,
la lluvia golpea el espejo,
el rostro se refleja y pregunta
por la máscara de cristal
que asusta y se pierde en
el vacío personal.
Frente al espejo,
mi ser espira,
recobra la fuerza,
pregunta y se asombra.
La sangre fluye tranquila,
un calor enciende el pensamiento,
el yo se anima y juega
en el espejo de la vida.
La sombra se pierde,
la nada recobra su ser.
El espejo refleja lo que soy,
la ceniza arde y
el humo se esparce,
los pensamientos
fluyen...

Por Luis I. Rodríguez

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