El rocío despertó al caminante
juguetón en el albor de su lecho,
sonriendo recorrió con el pensamiento
el laberinto de la oscura noche y fue
recordando los abismos trasegados,
las aventuras inquietantes que fortalecieron
el espíritu en el quehacer constructor
del edificio discursivo en el preguntar
por el misterio del ser, de la vida, del amor.
Las estrellas guiaron y acompañaron aquella
ensoñación, recuerdo de aquellas canciones
de la infancia, del encanto de la naturaleza,
del murmullo de los pájaros en sus nidos,
de la vibración de las hojas de los árboles,
de la imagen fría de la intimidad que
recorrió los poros en el telar de los sueños.
La luna blanca acompañaba la dulzura,
la ternura del trastornado pensador;
el silencio estremecía con preguntas
a aquella figura angustiada y solitaria
en el afán por encontrar una razón de ser
al acorde musical de la naturaleza.
La angustia tomó cuerpo de espanto
y una brisa congelada recorrió lo circundante.
La tibia cama fue el lugar de lucha
entre el eco y el frío de un pensamiento,
me despertó la tristeza de no tenerte
a mi lado, pero en la orilla del río
una hoja de vida se balanceaba
como aquella canoa buscando un destino.
¡Que se vayan todos a caminar y a experimentar,
la consonancia de la inmensidad del mundo y
a descubrir la profundidad de la intimidad,
la cama estaba vacía!
Por Luis I. Rodríguez
la consonancia de la inmensidad del mundo y
a descubrir la profundidad de la intimidad,
la cama estaba vacía!
Por Luis I. Rodríguez
Profesor: Hoy, por "casualidad"encontré su blog y al leer:"La cama vacía" me identífiqué con lo que ud expresó tan bellamente;es lo que sentí hoy cuando ví mi cama vacía...Felicitaciones.
ResponderEliminarRicardo Luis Luciani-Sta Fe Argentina