La rosa sonríe desde su ser,
mostrando su vigor natural.
Una espina esconde una sonrisa,
acariciando la mano extendida.
La rosa está sedienta de amor,
irradiando su púrpura de luz
vuela misteriosa de ilusiones,
camino encantado de imágenes.
La rosa vibra de alegría escarlata,
al paso del viento encantado,
desplegando un amor diáfano sonoro
en la búsqueda de la tea existencial.
La rosa irradia su luz amorosa
en el profundo lecho de la naturaleza,
el hombre es el tallo pensante
que levanta sus brazos al firmamento.
La rosa destella su imagen protectora
al danzar con el aroma del amor,
una ensoñación, una caricia, una mirada
penetra hasta el capullo de nuestro ser.
Por Luis I. Rodríguez
mostrando su vigor natural.
Una espina esconde una sonrisa,
acariciando la mano extendida.
La rosa está sedienta de amor,
irradiando su púrpura de luz
vuela misteriosa de ilusiones,
camino encantado de imágenes.
La rosa vibra de alegría escarlata,
al paso del viento encantado,
desplegando un amor diáfano sonoro
en la búsqueda de la tea existencial.
La rosa irradia su luz amorosa
en el profundo lecho de la naturaleza,
el hombre es el tallo pensante
que levanta sus brazos al firmamento.
La rosa destella su imagen protectora
al danzar con el aroma del amor,
una ensoñación, una caricia, una mirada
penetra hasta el capullo de nuestro ser.
Por Luis I. Rodríguez
Hermoso poema amigo J. Luis, yo le añado:
ResponderEliminarLa rosa con su fragancia
nos alegra el corazón;
nacida entre las espinas
no guarda ningún rencor.
Un agarimoso saludo.