lunes, 19 de octubre de 2009

LA DIFERENCIA HUMANA



En la oscura noche,
la angustia de los dioses
retumba en el ambiente
con sollozos de rayos
emanados
cual energía diabólica.
Una figura absorbente
penetra en la tierra;
los árboles humanos
ondean
y mecen
sus hojas impotentes

ante la fuerza natural.

Y la sonrisa ahonda

la llamarada de alegría

al ver traspasar el horizonte;

una nube obscura circunda
nuestro frondoso árbol.

Las ramas se agitan y
las hojas
caen como piedras,
revotando
cual cristales
de pensamientos
sin razón,
colocando al descubierto

una nueva ideación.
Tempestad de vida,

tempestad de sentido,
luz energizante del árbol

que danza al son de la brisa

en el nocturnal palacio natural,
un grito clama en la profundidad,
una leve lluvia acaricia las ramas,
una hoja levanta el vuelo
del nido
cual sonrisa femenina
encantada que
alegra el silencio
con preguntas sin razón

en el tortuoso camino
de la diferencia humana.

Árbol de vida,
ramas de sentido,
hojas de pensamientos

en la oscilación,
la diferencia
humana.

Por Luis I. Rodríguez

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