El camino a la montaña está oscuro,
la tempestad abriga el silencio de la mente,
¿por qué despertar con la brisa interna,
si el pensamiento eleva sus lamentos?
¿Por qué luchar al amanecer? La luz
grisácea ilumina el silencio del soñador,
la intimidad retumba en el horizonte,
la conciencia vigila serena el paso
de los sueños, reflejos emanados del ser,
los tesoros de la sombra en pensamientos
comparten en el manantial un canto
de alegría que refleja en el espejo libertad.
¿Quién se mira esta noche en el oscuro
sueño, lado oculto de la ensoñación?
Por Luis I. Rodríguez