VIBRACIÓN DEL ALMA

Sentirlo...
con el silencio melodioso de la naturaleza.
En el amanecer, los pájaros con su trinar
despiertan al poeta que se estremece
con la belleza en la inmensidad.

Pensarlo...
con el campo poético del viento
recorriendo tu cuerpo, acariciando
el fuego emanado de la intimidad,
un beso aromado expande la fragancia.

Aprehenderlo...
con las manos recorriendo la figura nívea:
el rocío en el jardín penetra el ser,
la brisa del verano en los páramos,
adormece la noche, tan callada.

Vivenciarlo...
pedir un consejo al agua del manantial,
la mariposa llega en su trineo de colores,
comparte la soledad con el poeta soñador.
La palabra alegra el corazón con su sentido.

Escucharlo...
tañendo cítaras encantadas de amor,
lúdicas canciones penetran en el alma,
el peregrinar del ser amado deja huellas
marcadas en el camino silencioso de la vida.

Decírtelo...
con el silencio de la belleza interna,
con el susurro de la conciencia preguntando
en el crepúsculo de la invención,
el amor es la vibración del alma.

Por Luis I. Rodríguez

EL SILENCIO ES LIBERTAD

Quiero escuchar el silencio.
El viento sopla victorioso en el monte,
los árboles agitan sus ramas
animando la existencia en silencio.
Quiero escuchar tu silencio
grabado en la intimidad de mi ser,
una luz se proyecta en el horizonte
tejiendo los caminos del silencio.
Habla tu soledad interrogando mi pensamiento,
ruge el silencio en mi ser.
Escucho el torrente del corazón,
queriendo romper la estructura,
una gota de sudor se desliza en silencio,
acariciando el frío de mi silencio.
Habla el silencio en el silencio,
escuchando el alma con su palpitar,
la invención transforma la piedra en oro primaveral.
¡Oh silencio!
Se rebela mi alma prisionera,
en silencio batalla y escucha
el dolor inhumano de mis palabras.
¡Oh silencio!
Eres belleza absoluta,
proyección del entendimiento.
Basta ser lo que eres para entender
el misterio del silencio en el ser.
¡Cuánto ruido hace el silencio,
cuando perdemos la calma!
¡Cuánta fortaleza se proyecta,
cuando estamos en silencio!

El silencio es libertad...

Por Luis I. Rodríguez