El caminante habla,
el silencio escucha,
paso a paso, una palabra y
el eco responde a una mirada humana.
El viento acompaña al caminante
en los cimeros riscos de la montaña.
Una voz taciturna clama en el abismo,
estremeciendo al infatigable luchador.
Una mirada al celeste gris,
emana una luz de Infinitud viviente,
el no – ser está llegando a Ser.
Por Luis I. Rodríguez
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