lunes, 16 de marzo de 2009

EL CUENTO DEL ALFARERO

http://www.naoporcelain.com/sculptures/nao/nao/imgCat/imagennor/02001179.jpg


En cierta ocasión, se acercó un niño a los talleres donde el alfarero acostumbraba elaborar y pulir sus creaciones. Sobre la mesa, observó que el alfarero estaba dando los últimos retoques a una frágil y delicada figura, elaborada en porcelana.

¿No tiene un cuerpo muy delicado? – preguntó el niño -. El alfarero sonrió y respondió. – Parece ser. También es capaz de soportar algunos golpes, las inclemencias del tiempo, las bromas de las personas y hasta las miradas insignificantes. El desprecio es lo más fuerte que soportan, porque los visitantes no saben admirar la belleza que las cosas guardan en su interior. Tienen una forma y en ellas hay belleza. En la medida que se va moldeando, la tierna figura tomará su forma.

¿Verdad? Pero, ¿qué belleza has dado a esa figura? –dijo el niño -. Cuando uno se propone las cosas, éstas se dan. Las ideas son la proyección y el reflejo en el trabajo –dijo el alfarero -.

¡Oh qué hermosa mujer! Parece salida de un sueño –acotó el niño-. A lo que el alfarero contestó: -Tú también puedes imaginar y sentir nuevas cosas. Guarda tus pensamientos y procura reflejarlos en el tiempo. Cada instante es un signo maternal que emerge en la naturaleza, ya que de sus entrañas puede salir vida, la vida humana.

Por Luis I. Rodríguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario