sábado, 30 de mayo de 2009

UN ESCALOFRÍO...


El sol revierte sus rayos entre los robustos árboles.
Los sedientos árboles luchan por una gota de agua
se imaginan absorbentes en el desierto,
la arena cubriendo su ramaje color violeta.

Se advierte el engaño natural
de aquellos cardos y rojas amapolas,
sedientas de poder espantan a la caña humana
tras la insensatez y la ignorancia del olvido.

Los árboles sedientos lloran la ausencia del pensamiento
de aquellos verdes pájaros humanos
que se escondieron en su vaguedad e indiferencia,
en el silencio de su sucio plumaje,
incapaz de soportar el altivo vuelo,
proceso de la imaginación.

Cuando recorro el sendero en mi mente
empieza a holgar e inquietar en mi pensamiento,
el sombrero de la desolación y la ansiedad
en la vacilante penumbra de la noche,
un escalofrío corre por el cuerpo,
el vacío del no-ser.

Por Luis I. Rodríguez

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