El amor resplandeció en tu rostro,
regando ese aroma floreciente de luz en el camino…
Mujer de corazón tierno y bondadoso,
con dulce soñar y melodioso cantor…
Arrullaste a tus hijos, señalaste el destino,
ofreciendo amor y comprensión, respeto y sinceridad…
Madre, Mujer, fuiste el tesoro encarnado…
¡Oh esmeralda de la esperanza!
Mujer sabia, figura maternal, cantora a la vida,
maestra del alma, quimera existencial…
Por Luis I. Rodríguez
Bella poesía, estimado Luis.
ResponderEliminarMis reverencias y felicitaciones.
Un abrazo
Hermosas palabras
ResponderEliminarSon un regalo para toda mujer fuente de vida.
Saludos!!