miércoles, 4 de noviembre de 2009

LA OSCURIDAD PENETRA EL INTERIOR


Los rayos del sol están calcinando la piel del ser humano. Algo se está fraguando en el ambiente. La hojarasca se pierde en el camino. El polvo se levanta y la brisa golpea la condición humana. Una mirada descifra en el horizonte el valor de un arrebol que quiere escapar del silencio humano.

Las imágenes guardan el valor de la palabra; un grito poderoso clama al firmamento la necesidad de una compañía. El silencio de la naturaleza interroga al visionario cuyo llanto no encuentra eco en sí mismo. La indiferencia inquieta la presencia del vacío del otro. La llamarada del inocente en el abismo retumba en la secuencia.

El tiempo redime el valor de la existencia. La noche se aproxima con alas de intensos sentimientos que persiguen a los amantes. Las cicatrices cierran las brechas del destino, proyectando una figura robusta de sí mismo. El espejo de la vida parece estar roto por la presencia vacía.

Las heridas vierten vida y dolor. El árbol bate sus ramas, abrazando el candor del aire que acompaña al vagabundo. La luna con su esplendorosa cabellera guía al poeta y fortalece su espíritu aventurero. El pensamiento arde e ilumina el camino en la caverna.

Los fantasmas persiguen la imagen del soñador. La realidad parece ser una quimera. Caminar por el sendero es una tragedia. La oscuridad penetra el interior. El asombro atormenta al caminante. Las preguntas surgen

La poesía enseña a descubrir el valor de las vivencias. La transformación del espíritu aletea como aquella mariposa azul. La oscilación es una constante en el vals y un júbilo al encontrar el manantial. La vida recobra el sentido y el ser humano inicia el proceso de trascender.

Se percibe un movimiento... Una sombra recorre el ambiente y una sonrisa de miedo penetra en la oscuridad. La soledad convertirá a alguien en víctima de su engaño...

Por Luis I. Rodríguez

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