jueves, 16 de abril de 2009

PERPLEJIDAD




Miró al niño con extrañeza y perplejidad. No pareció sentir lástima. Dudó un momento y le preguntó: ¿eres tú quien lloraba? Y el niño sonrió y se alejó como una leve brisa. ¡Solo como una leve brisa!...
Por Luis I. Rodríguez

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