La araña con estrategia magistral tendió la red.
Danzó victoriosa en los finos, elásticos y sedosos hilos,
esperó sigilosa una delicada llamada y
con las gustosas antenas acarició
el último aleteo de una aventurera mariposa.
Llegó buscando el frenesí,
balanceó su cuerpo cual equilibrista de circo,
movió sus patas pegajosas y cansadas y
al instante programó el fin.
La red soportó la lucha entre las aventureras
y el viento balanceó sus cuerpos.
El tiempo fue testigo de la danza de la muerte
de una paradoja de ensoñación.
Y el tiempo contó la historia,
una pasión cubrió el lecho,
una red aniquiló un anhelante pensamiento...
una transformación...
Por Luis I. Rodríguez
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