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domingo, 22 de noviembre de 2009

UN HILO DE VIDA


Parece que estaba sollozando
cuando en sueños vi una araña,

se deslizaba en la penumbra
acariciando el hilo de la vida.


Era un minúsculo ángel
que protegía su figura danzante

con el sediento hilo protector
de una red victoriosa en la oscuridad.

Perpleja, abrumada
y angustiada
en la oscuridad,
quiso averiguar
por la oscilación reinante,
un extraño brillo asustó al visitante.

Dejé extendida mi mano,

observó con serenidad el obstáculo.

Un impulso salvador la invadió,
una pregunta por la vida la estremeció.

Desconsolada, retrocedió y le escuché decir:

¿Acaso te intereso, oh simple mortal?
¿Te interesa mi viaje en tu mundo?

¿O acaso no puedo tejer pensamientos?

Complacido y cauteloso,

me acerqué sigilosamente.

Al instante, retrocedió con angustia,
exclamando, mi vida pende de un hilo.


¿Qué lamento humano nos estremece?
¿Qué sentido tiene el suspiro humano?
¿Qué sentido tiene una red y un hilo?
¿Qué nos enseña la pequeña vagabunda?

Aprendamos a tejer la red
de pensamientos y sentimientos,

el hilo de la vida es la creatividad,
búsqueda de la verdadera iluminación.


Por Luis I. Rodríguez

miércoles, 1 de julio de 2009

HABLAR DE SUEÑOS...



Si es bueno vivir,

todavía es mejor soñar,

y lo mejor de todo,

despertar.

- Antonio Machado -


Quiero hablar de sueños.

Con el tiempo se perdieron y

gracias a ti, Sabiduría volvieron.

Camino al amor se proyectan pensamientos…


Déjame esbozar y hablar de sueños.

Con el tiempo se esfumaron en rayos

oscuros en el celestial vacío.

Camino a lo etéreo, me pierdo pensando en ti…


¡Un sueño despierta, la aurora!

Estoy angustiado y petrificado,

confiando en vivir la intensa realidad.

Camino al atardecer, sigo soñando despierto…


El solitario enmudece en el horizonte.

El inmenso libro de la vida está abierto y

el lenguaje crea fantasmagóricas imágenes.

Camino del amanecer, surge un pensamiento…


El pensamiento retumba en el laberinto.

El camino pedregoso se torna esquivo y

la angustia se torna en mariposa.

Camino del despertar, camino de la creatividad…

Por Luis I. Rodríguez

viernes, 5 de junio de 2009

LA LITERATURA, UN CAMINO ABIERTO


“El que no quiere nada,

ni espera nada,
ni tiene nada,
no puede ser artista”.

Anton Chejov


La Literatura en su contexto busca encantar al hombre y prepararlo a la búsqueda del camino hacia el poema sinfónico, cuya tonalidad transmite significados a través de un texto. El conjunto de ideas al fluir en el entramado, proyecta una imagen que engrandece al espíritu y lo hace vivenciar el proceso histórico. La Literatura es la vida del espíritu que rompe la superficialidad cotidiana.

En la totalidad hay armonía, comprensión, sonoridad. De ahí que, la naturaleza maternal acaricia y extiende la mano a la evocación de la intimidad, a la creatividad. Una idea es la realización potencial del todo en su aventura cósmica por desarrollarse. La naturaleza es aquella madre amante de la sabiduría, amante de soñadores y encantadores a la luz de la palabra.

La Literatura es el campo abierto que ilumina cual tea a un “principiante” en el amanecer próximo de las palabras. El cultivo cotidiano comienza con la preparación del terreno textual. El terreno se torna pedregoso, al no trazar un derrotero o un camino ideal para arrancar las malezas u obstáculos que impiden el crecimiento y el desarrollo de la palabra en la producción literaria.

Al florecer el texto, comienza la emanación de nuevas situaciones análogas y paradójicas. Aquí, las palabras no son vacías en significación, sino que en ardorosa marcha triunfal germinan cual planta en átomos de vida cognitiva. El fruto de la “palabra” es la misma “palabra con sentido”. Por eso, la palabra es el fruto que hace reír, soñar, embellecer, laborar, inteligir, investigar, creer, conocer, cultivar...

La Literatura es el agua de vida en la palabra. El escritor – el principiante – es el mago de la palabra. En el teatro vivencial es el encargado de maravillar, encantar y asombrar al espectador con tan gran “don”. Es como aquel jugador de ajedrez que en franca lid posibilita el éxito de la palabra. Por eso, en esa escenificación, los personajes se tornan reales o ideales en el camino de la felicidad.

La Literatura es el sendero de la imaginación perenne que en constante reflexión llega “a una razón” lógica y a vislumbrar una simbología. Como campo de reflexión presento un texto de Arthur Rimbaud, titulado:

A una razón

“Un golpe de tu dedo sobre el tambor
descarga todos los sonidos
y da comienzo a la nueva armonía.
Un paso tuyo es el alzamiento de los nuevos hombres
y su puesta en marcha.
¡Tu cabeza se aparta: el nuevo amor!
¡Tu cabeza se vuelve: el nuevo amor!
“Cambia nuestras suertes, acribilla las plagas,
comenzando por el tiempo”,
te cantan esos niños.
“Eleva hasta donde sea la sustancia de nuestras fortunas
y de nuestros deseos”,
te ruega.
Llegada desde siempre, te irás por todas partes”.

La Literatura es el camino constante que genera “cultura”. Para quienes se van y para los luchadores del éxito, la Literatura es la sabia que recorre las venas del cosmos en la búsqueda de “alguien” que posibilite un “quehacer vivencial”.

La Literatura es la máquina viajera y transformadora de insignes ilusiones humanas en la búsqueda de sí mismo. Es aquella lluvia que riega el espíritu con un sinfín de contextos. La invitación está en identificar el contenido y transmitirlo a generaciones futuras. Por eso, “el partir es un dejar de ser para comenzar a ser”. Salgamos al encuentro de la palabra, expresada en la Literatura a través de la lectura.

El camino está cercano, exaltando el laberinto de la vida. Por eso, Arturo Roa Bastos dice que “... La tarea del lector es hacer que el texto no escrito se escriba en su interioridad, se proyecte en la pantalla de su intimidad, en la cámara oscura de sus sentimientos, ideas, obsesiones, recuerdos, olvidos”.

Por Luis I. Rodríguez

lunes, 1 de junio de 2009

EL POETIZAR DE AURELIO ARTURO



El poetizar arturiano significa vivir la cotidianidad en la dimensión humana; es aprender a visualizar y a sentir las cosas tal como son; es comprender el Ser en su constante acontecer, cargándolo de realidad; poetizar es aprender a escuchar el silencio que habla en cada cultura; es el camino de expresión de nuestra existencia en la búsqueda del llegar-a-ser a través de la palabra porque “su aroma nos circunda… y modelamos con la mano fina o tosca…”. El hombre es el artesano y forjador de construcciones imaginarias.

El silencio habla y nos circunda a la luz de la creatividad, “con el fuego de la sangre y la suavidad de la piel…”. La palabra es omnipresente al ser humano y deviene significados; es un fuego abrazador y sensibilizador que irradia sentidos en el imaginario íntimo del poeta. El silencio nos ayuda a interrogar el mundo en el que vivimos, conociéndole, apalabrándole. La palabra nos llega con su presencia eterna. La esencia del hombre consiste en apalabrarse con la realidad de la vida, buscando su ser, sus sentidos.

El hombre es “Palabra”; la palabra es el lenguaje con sentido de expresión personal a la luz del diálogo vivencial, es “palabra omnipresente con nosotros desde el alba”. La palabra está ahí – en el agua oscura del sueño - esperando a un soñador para monologar o dialogar acerca del quehacer mismo. La palabra interroga y silencia al hombre, dejándolo perplejo y anonadado, en “retazos de recuerdos / de espantos…”. La palabra intercepta al hombre con sus silencios, haciéndolo crecer en el juego mágico a la luz de la poesía.

La palabra en sí misma es silencio y guarda silencio. El silencio interroga al hombre, haciéndolo un espejo de su cotidianidad para llegar-a-ser lo que es en su construcción dialógica a través de la palabra, porque “en ella nos miramos / para saber quiénes somos…”. La palabra es el profundo espejo. La angustia existencial surge de repente porque nos distanciamos de la esfera social que “refleja / nuestro yo / nuestra tribu”...

La palabra se ofrece como iniciación y como término, “va con nosotros”. La palabra es un río que fluye sentido y encierra una profunda reflexión acerca de la experiencia soñadora que es la poesía. La ilusión encarna “alegría y angustia”; el trascender es una perenne tarea que nos obliga a mirar el espejo de la vida en la poesía. El hombre tiene que aprender a escuchar y a sentir la voz del silencio para encontrarse a sí mismo en la palabra, que es un espejo esclarecedor y polisemia vital que fluye y se transforma en poesía.

Por Luis I. Rodríguez