Los jardines están llenos de amor
en el cielo azulado de alegría.
Las flores con su aroma sonríen como la mar
desde la eternidad en el tiempo.
La mar en flor representa la inmensidad,
el horizonte centra el sentido vivencial.
Las rosas son las alas danzantes vivientes
con la ternura del mar eterno.
Cristalinos ojos de luz en el horizonte,
la existencia rebela su sentido en la nada.
La noche serena arde en el silencio
con cuerpos fugaces sobre la flor encantada.
Por Luis I. Rodríguez