Mostrando entradas con la etiqueta esencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta esencia. Mostrar todas las entradas

miércoles, 7 de abril de 2010

ESPÍRITU VAGABUNDO



Escuché en la noche callada el gemido

de un espíritu vagabundo,
el lamento penetró en la profundidad
de un misterio que nunca descubrí.

El misterio ahogó el pensamiento.
El huerto lloró la angustia,
las hojas verdes cedieron su esencia,
los frutos de vida cayeron como piedras.

¿Qué misterio soñé?
¿Qué ilusión advertí?
La soledad del huerto transformó
el corazón del roble ansioso.

Escuché la noche callada,
la brisa aleteaba como espíritu,
levanté los brazos a la inmensidad,
sentí tu presencia en amor fluyendo.

Caminé hasta la montaña sagrada,
canté himnos de alegría al amor,
escuché tu voz en lontananza
contando las estrellas viajeras en flor.


Por Luis I. Rodríguez


lunes, 16 de noviembre de 2009

EL ABISMO GOLPEA EL PENSAMIENTO



Mira el horizonte azul de vida
en armonía con la inmensidad,
un austro recorre nuestro cuerpo
camino hacia la libertad...

Soy algo existencial,
proyecto de un trascender...
El abismo golpea el pensamiento,
lo inmutable estremece el ser...

La armonía de lo eterno
pregunta por la desigualdad,
los rayos de la luna recorren el camino
de las fuerzas naturales sin temeridad...

La naturaleza proyecta su esencia
como las venas en nuestro cuerpo,
los ríos llevan vida del manantial
como las ramas aliento vivencial.

El sonido es eco de vida
en la angustia humana,
el vuelo del pájaro un aliento
en la tristeza del mar adentro.

La brisa recorre el abismo humano
preguntando por el estrecho sendero,
una mirada hace renacer la esperanza
en el fondo de la conciencia al amanecer.

El canto de los pájaros entona la canción
de alegría en el silencio y la oscuridad,
un pensamiento de vida nace cual vagabundo
de las manos del alba en la senda humana.

Las manos danzan un vals matutino
en armonía con el arco iris natural,
un pensamiento profundo de vida florece
al percibir la fuerza de la vida esencial.

Por Luis I. Rodríguez


domingo, 6 de septiembre de 2009

¡NATURALEZA Y SILENCIO!



¡Naturaleza y vida!
¡Naturaleza y silencio!
La armonía está dentro,
la alegría se comparte,
la brisa sacude el polvo
de una hoja vagabunda.
El viento mueve la hojarasca,
su melodía recuerda una canción
de cuna al amanecer.
El sol con sus penetrantes
rayos calienta la soledad
y el agua derrama su
esencia de vida cual
sonriente vigor que penetra
la tierra sedienta de compañía
para embellecer con aroma
el ambiente natural de ensoñación.
Un canal de vida se abre paso,
chocando con la hojarasca deshecha,
una tierna hoja lucha oscilante
junto a sus amigas de faena que
envidiosas de tanta belleza tratan
de cerrar el camino victorioso
de la tierna vida que angustiada
aleja los obstáculos rocosos.
Los mil trozos de soledad
son las rocas humanas que
anhelan quebrar la embarcación
personal cual tempestad
en un mundo superficial donde
la apariencia arrulla la mar
con una voz melancólica
de incertidumbre y oscuridad.
¡Qué contaminado está el mundo!
¡Qué tristeza hay en la humanidad!
¡Naturaleza y silencio,
risas fingidas al atardecer!
La brisa bate iracunda las hojas
del desencanto humano que
extingue su verdor esperanza
de una vida, luz infinita
de la razón...
¡Qué tristeza hay en la humanidad!
¡Qué lejos está la razón!

Por Luis I. Rodríguez

jueves, 16 de julio de 2009

RELÁMPAGO DE AMOR...




En silencio observé una figura resplandeciente...
En la colina estuvo jadeando un pensamiento,
más allá del horizonte visualicé un relámpago
de amor cuyas venas recorrían el firmamento;
mi cuerpo se sintió inseguro y adolorido.
Y aquella energía corría en ráfagas, cuyas preguntas
indagaban por el valor de la existencia
en los espacios ilimitados de una sedienta voz
que clamaba amor, libertad, seguridad
en aquel abismo de inseguridad.
Y el silencio escuchaba los lamentos humanos
en profunda quietud al natural sonoro...
Los rayos abrumaban al humilde soñador.
Y la naturaleza sonreía al ver la tristeza humana,
la impotencia de aquel mendigante
que un día destruyó su ser...
Y los silbidos del viento acariciaban los instantes
en la oscuridad mental de aquella voz pausada
en las estaciones muertas que impedían ver
la esencia radiante de todo ser...
Y la calma subyugó lo eterno en todo
lo espaciotemporal, dando rienda
al encuentro con mis pensamientos,
despertando el silencio del alma
en el aposento del filosófico quehacer...
Y la ráfaga alcanzó mi ser
en la profundidad sonora de aquel
inmenso amor en el silencio de la noche...

Por Luis I. Rodríguez

sábado, 16 de mayo de 2009

ARDOROSO AMOR...




¡Eres un tesoro resplandeciente de Sabiduría!
Amor en viviente infinitud,
flor emanadora de aroma en esencia
que fluye vivaz en la existencia.

Figura de ebúrneo sentido
en el estro poético del amor vivencial,
el inquieto caminante asido permanece
cual verde hiedra en roca a la fuente de vida.

Fragancia de lilas y azucenas encendidas corren
por las sendas laberínticas de brisas matinales,
inquietando la diáfana belleza
cual égida efigie en ardoroso amor, un resplandor.

Por Luis I. Rodríguez