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jueves, 15 de abril de 2010

SERENIDAD VIVIENTE



Cae la penumbra en silencio.
Los niños llenos de ilusión juegan en la orilla del mar.
El mar tienta con sus aguas tibias el navío
del humano que descansa en el horizonte.

Acaricia la brisa vespertina al caminar.
El miedo carcome la profundidad
existencial de aquel náufrago tendido
en la nave perdida, el ocaso viviente.

Cae la obscura noche al descansar.
Los rayos de la aventurera acompañan
la soledad de un amor poético
deslizando su mano en la figura corporal.

Permanece en la inmensidad, el vacío.
Una sonrisa vagabunda proyecta
alegría a quien interpreta la oscuridad
sedienta de una quimera en el tiempo.

Escuche el grito de un amor alucinante.
La montaña negra seduce con su encanto
aquellas figuras bronceadas de ilusión.
El tiempo se transforma con serenidad.

Juega el niño con serenidad.
La arena se desliza entre los dedos,
el tiempo transforma la sabiduría y
el amor busca la paz interior...


Por Luis I. Rodríguez

viernes, 19 de marzo de 2010

ENTRAÑAS MUSICALES DEL ALMA



Admiro tu mirada penetrante,

luz absorbente, camino de fantasía.

El cristal imaginario refleja tu pensar

en versos danzantes, delineantes de tu figura

ondulante y sensitiva al escuchar la melodía

que recorre las entrañas musicales del alma.

Tus ojos cuestionan el quehacer filosófico

de los senderos de mi sombra en tu sombra

que transporta una imaginación del púgil

poeta que lucha por existir en el valle

de ilusiones, lleno de calles nocturnas que

tejiendo las móviles sombras prefiguran

tu sonrisa reflejada en el espejo.

Tu espejo es mi espejo reflejado,

tu sombra es mi sombra en la penumbra,

tu pensar es mi pensar lleno de vida;

una fantasía se hace realidad cuando me hablas,

tus palabras son la fortaleza que penetra

en las entrañas del alma acongojada.

Tus noches de luna guían el pensar del poeta

al descubrir tu sonrisa junto a la mía,

mi espejo en tu espejo de vida.

Eres templo de vida, ilusoria visión,

sombra fantástica

de amor y ternura...


Por Luis I. Rodríguez

jueves, 17 de septiembre de 2009

AMISTAD



Eres el astro de la vida sonriente,
luz viva en la oscuridad viviente,
abres la puerta del edificio personal
en el horizonte humano al natural.

Abres tu corazón a las ilusiones,
cierres la nueva puerta a las cicatrices,
la verdadera amistad es el sol naciente
en el sendero de la montaña en el oriente.

Caminas de frente y sin sobresaltos
con la fuerza de la rosa sin espantos,
la mano se extiende en el abismo
para rescatar la vida con optimismo.

Tu amistad nace serena como el sol,

construyendo edificios en el tornasol,
una sonrisa clama una tierna mirada
en el pensamiento alegre de una balada.


Tu amistad brilla cual ráfaga viviente

en la penumbra del medio ambiente,

una antorcha se enciende en el horizonte
como un pensamiento de amor resplandeciente.

&
Tu pensamiento es la luz del sol,
tu amistad es un encuentro de amor...


Por Luis I. Rodríguez

domingo, 30 de agosto de 2009

TE LLEGARÁ UN MOMENTO DE LUZ...




Te llegará una orquídea llena de amor,
irradiando un perfume de alegría en el alma
para sentir el valor y la fortaleza que hay
en un corazón lleno de ternura y sensibilidad...

Te llegará un pensamiento profundo, lleno
de fortaleza para vencer la melancolía
en un mundo superficial y trágico
de un corazón sediento de comprensión...

Te llegará un sentimiento transformador
de un espíritu sediento de amor y razón que
lucha por la felicidad encantada
en un campo de batalla sinrazón.

Te llegará el aliento con un austro
lleno de vitalidad estremecedora
que sacude el espíritu somnoliento
en dialéctica de vida cual hoguera...

Te llegará un momento de luz
como pregunta sin respuesta,
una quimera sonríe en el horizonte,
reflejo del inquieto asombro y constante indagar...

Te llegará una respuesta de vida
transformadora del vagar en la penumbra,
un soporte del edificio personal extiende sus brazos
solidificando el ser, un encuentro de vida energiza...

Por Luis I. Rodríguez

viernes, 28 de agosto de 2009

LA ANGUSTIA DESCANSA PLÁCIDA...



Caminaba en un paraje desértico y abrupto
cuando escuché un eco de tu voz...

Angustiado observé el horizonte,
una sombra se alejaba al atardecer...

Presurosamente traté de gritar,
un nudo impedió el llamado desesperado...

Levanté los pesados brazos clamando y
una brisa gélida detuvo el caminar...

Las manos anhelantes desearon una rosa,
aroma estremecedor, antorcha del vivir...

La soledad enmudeció los pensamientos
y el silencio ahogó la imaginación...

Un viento despertó la imagen sonora de aquella
canción de niño, ilusión de verde esperanza...

Mi cuerpo estaba petrificado,
temblando de fatiga y ansiedad...

La mirada perdida en el entorno, cuando
la noche tendió sus rayos color seda...

La penumbra extendió sus brazos y
la llanura desolada acogió el silencio del humano...

&

La angustia descansa plácida en la gruta de la montaña...

Por Luis I. Rodríguez

sábado, 15 de agosto de 2009

LA ANGUSTIA DESCANSA PLÁCIDA...


Caminaba en un paraje desértico y abrupto
cuando escuché un eco de tu voz.

Angustiado observé el horizonte,
una sombra se alejaba al atardecer.

Presurosamente traté de gritar,
un nudo impedió el llamado desesperado.

Levanté los pesados brazos clamando y
una brisa gélida detuvo el caminar.

Las manos anhelantes desearon una rosa,
aroma estremecedor, antorcha del vivir.

La soledad enmudeció los pensamientos
y el silencio ahogó la imaginación.

Un viento despertó la imagen sonora de aquella
canción de niño, ilusión de verde esperanza.

Mi cuerpo estaba petrificado,
temblando de fatiga y ansiedad.

La mirada perdida en el entorno, cuando
la noche tendió sus rayos color seda.

La penumbra extendió sus brazos y
la llanura desolada acogió el silencio del humano.

&

La angustia descansa plácida en la gruta de la montaña...

Por Luis I. Rodríguez


domingo, 31 de mayo de 2009

AL AMANECER...




En la noche estuvo caminando sedienta y pensativa.
Un resplandor apareció en la inmensidad,
holgando en la cabeza un tenue espectro de amor,
susurrando un pensamiento de intrigante vigor.

La luna con su esplendorosa cabellera
aprisionó consigo al amante enloquecido,
apareció un dulce aroma de ternura rondando
y una presurosa mano acarició la mía.

Los árboles movieron sus armoniosas ramas
como invitando a la danza de la soledad,
un escalofrío recorrió el paraje humano y
una lágrima de piedra brotó en la oscuridad.

Las figuras nocturnas salieron de la penumbra,
como moviéndose al son de la música celestial
una potente luz en el horizonte señaló
el camino del paraíso en el nocturnal.

Y las formas intercambiaban su sentido metafórico
en el quehacer andariego del gélido amanecer.
Los sonidos del viento reanimaron
en el crepúsculo matutino al sonriente gusano adormilado.

Por Luis I. Rodríguez