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sábado, 21 de agosto de 2010

UN BESO Y UNA SONRISA


Un beso y una sonrisa,
una caricia a la luz de la luna,

un encuentro matinal
con los rayos del amor,

sedientos de ternura

abierto el corazón...

Un beso y una sonrisa,
una caricia a la luz del sol,
tu calor irradia alegría
en el silencio del cuerpo,

figura donde escondes

el manantial del amor...

Un beso y una sonrisa,
una caricia a la luz del día,
alma desnuda, pensante
en camino polvoroso,
sediento está el poeta
con la blancura de tu semblante...

Un beso y una sonrisa,
esperanza en el atardecer,

el alma cansada en el sendero

de la empinada montaña
contempla el misterio

de la tenebrosa oscuridad...

Un beso y una sonrisa
acompañan la luz de la luna,
el frío perturba el pensamiento
con los rayos vigilantes
en la nostálgica montaña,
los sueños mágicos están...

Luis I. Rodríguez

martes, 5 de enero de 2010

CABELLOS RIZADOS EN LA SOLEDAD - cuento breve -


La luna extiende su cabellera rizada en el firmamento. Sus rayos penetran solemnes la naturaleza. El hombre en su penumbra sueña instantes de vida nocturnal. El amor a la naturaleza extiende sus brazos y una voz femenina retumba en su ser. La imagen de la mujer ignora un pensamiento y huye en el silencio de su soledad.

El hombre sale en su búsqueda. Los árboles son la compañía de la mujer. Ella se esconde. Cada tronco parece ser una tenue figura. La ilusión se apodera y el canto de la brisa calma al perseguidor. Las gotas de sudor caen por su rostro. Un frío penetrante recorre su cuerpo. La imagen lo abraza y un grito embrujador se escucha.

El hombre despierta desconsolado. Una hermosa mujer está secando el sudor y dándole un vaso con agua. Presuroso el hombre la abraza y decepcionado descubre aquellos cabellos rizados en la soledad...

Por Luis I. Rodríguez

sábado, 7 de noviembre de 2009

LA CAMA VACÍA...




El rocío despertó al caminante
juguetón en el albor de su lecho,
sonriendo recorrió con el pensamiento
el laberinto de la oscura noche y fue
recordando los abismos trasegados,
las aventuras inquietantes que fortalecieron
el espíritu en el quehacer constructor
del edificio discursivo en el preguntar
por el misterio del ser, de la vida, del amor.

Las estrellas guiaron y acompañaron aquella
ensoñación, recuerdo de aquellas canciones
de la infancia, del encanto de la naturaleza,
del murmullo de los pájaros en sus nidos,
de la vibración de las hojas de los árboles,
de la imagen fría de la intimidad que
recorrió los poros en el telar de los sueños.

La luna blanca acompañaba la dulzura,
la ternura del trastornado pensador;
el silencio estremecía con preguntas
a aquella figura angustiada y solitaria
en el afán por encontrar una razón de ser
al acorde musical de la naturaleza.

La angustia tomó cuerpo de espanto
y una brisa congelada recorrió lo circundante.
La tibia cama fue el lugar de lucha
entre el eco y el frío de un pensamiento,
me despertó la tristeza de no tenerte
a mi lado, pero en la orilla del río
una hoja de vida se balanceaba
como aquella canoa buscando un destino.

¡Que se vayan todos a caminar y a experimentar,
la consonancia de la inmensidad del mundo y

a descubrir la profundidad de la intimidad,
la cama estaba vacía!

Por Luis I. Rodríguez

viernes, 30 de octubre de 2009

EL ECO...



El eco de tus pensamientos
transforman el caminar,
el amor sonríe al vaivén
de un árbol frondoso
con semillas de valores...

En el eco de las palabras,

el hombre investiga el sentido;

un sinsentido, una diferencia
engendra un ideal
constructor.
El eco de tu sonrisa

denota constancia, alegría,

perseverancia, humildad...
El eco de tus sueños

proyectan la fortaleza

al caminar en compañía...

En tu caminar hay seguridad;

el camino se transforma

al vencer los obstáculos
de la indiferencia y el egoísmo...
La muerte es la amiga del espejo,

reflejo del miedo y la apariencia;

la máscara penetra el ambiente
señalando la figura pétrea
que
yace a la vera del camino...

El eco de la muerte espera

el llamado de la tristeza

al abrazar la oscuridad...
El latido del corazón
acrecienta la agonía,
un pensamiento
nace al son de
la luna.

Por Luis I. Rodríguez

sábado, 25 de julio de 2009

A TI, ÓLEO DE VIDA...



Eres parte de mi ser, en el silencio,
el amor íntegro se desborda

en el vaso de la alegría, cantando
aquellos
versos llenos de sonrisas, en nuestro quehacer...


Tu ser está integrado en mi ser,

tus pensamientos una luz viviente,

aroma de las rosas encendidas
en
la alcoba de mi alma, una ilusión...

Tu amor es una pintura azul viva

del pintor del alma en el infinito,

tus colores majestuosos en espectacular óleo

lleno de vivaces sonrisas e ilusiones, el pincel...


Eres una obra maestra del Creador,

profundidad del amor intenso
que
en armonía irradia los crepúsculos
de las estrellas en reflejos, el pensamiento...


Eres fuente de emociones compartidas,
manantial de agua viva para tus valientes hijos,
guía consoladora del impaciente misterio

en el silencio del palmar, un sentimiento...


Eres la fuente cristalina,

ancla fortalecida en el trasegar de vida,
luchadora infatigable contra el dolor
de aquel ebrio de amor en el trigal, el ser...

Eres una luna de rayos seductores,
fortaleza en mi anhelante mundo,

tu ronca voz calma al indefenso caminante
con el dulce néctar de tus labios, el amor...

Eres la figura plasmada
en el óleo del cuadro de la vida,
el viento sedujo tu mirada en la arcada
como aquel ruiseñor en el árbol, el óleo de vida...

Por Luis I. Rodríguez

jueves, 18 de junio de 2009

ILUSIÓN...


La luna juega en la noche de fuego
con sus resplandecientes rayos y
el viento estremece la soñada soledad.

El viento se pasea deprimido y melancólico
por las polvorientas calles del cuerpo
como aquel náufrago en el inmenso mar.

La noche sonríe y la luna la viste,
el viento la conoce y la arrulla,
ella se enamora del silencio,
encontrando abierto el libro de la vida.

Por Luis I. Rodríguez

domingo, 31 de mayo de 2009

AL AMANECER...




En la noche estuvo caminando sedienta y pensativa.
Un resplandor apareció en la inmensidad,
holgando en la cabeza un tenue espectro de amor,
susurrando un pensamiento de intrigante vigor.

La luna con su esplendorosa cabellera
aprisionó consigo al amante enloquecido,
apareció un dulce aroma de ternura rondando
y una presurosa mano acarició la mía.

Los árboles movieron sus armoniosas ramas
como invitando a la danza de la soledad,
un escalofrío recorrió el paraje humano y
una lágrima de piedra brotó en la oscuridad.

Las figuras nocturnas salieron de la penumbra,
como moviéndose al son de la música celestial
una potente luz en el horizonte señaló
el camino del paraíso en el nocturnal.

Y las formas intercambiaban su sentido metafórico
en el quehacer andariego del gélido amanecer.
Los sonidos del viento reanimaron
en el crepúsculo matutino al sonriente gusano adormilado.

Por Luis I. Rodríguez