Soñando caminos en la cotidianidad. ¡Los paisajes dorados en la mente, los verdes pinos erguidos elevan sus polvorientos aromas de vida! ...
¿Adónde dirijo la mirada? Cantando por el sendero, viajero solitario con la nube de esperanza, dulce compañía en mi soledad ...
—Los rayos penetrantes yacen adormilando mi espíritu —. "En el pensamiento surge la rosa de tu pasión". Se acerca la tranquilidad danzante, el paisaje está mudo y sombrío; mi soledad invita a meditar. El viento estremece los encantos en el río. La tarde serena sueña en mi alma; el camino centellea en lejanía, una nube blanquea con dulzura las locas canciones de néctares. Una canción de cuna respira: "rosa dorada con espinas, amantes llenos de pasión, al despertar en mi corazón".
En el horizonte grisáceo, el corazón del viajero solitario oye con íntimo deleite la voz de la rosa de tu pasión...
El abuelo llevaba en sus hombros un saco pesado. Las fuerzas estaban flaqueando, pero se esforzaba y se quejaba con su amigo imaginario. Un lamento se dejó entrever en su caminar, porque cada quien habla a diario con su interlocutor.
El amigo le animaba con el pensamiento, aunque no le podía ayudar. Pensaba en aquellos momentos felices de su niñez, eran su consuelo. Caminaba despacio, las gotas de sudor caían lentamente como pequeñas piedras que gimen bajo su carga.
El sendero era estrecho y la naturaleza pródiga, cuando se le acercó un niño y le preguntó: "señor, ¿qué llevas ahí? ¿te puedo ayudar?" El abuelo refunfuñando y con una mirada perdida en el horizonte respondió: "mis zozobras, mis pesares, mis desencantos, mis angustias..."
Jack sonrió, pareció no entender. Se hizo el desentendido. El silencio abrigó la compañía. Los dos se miraron sin pronunciar palabras. La mirada del anciano se perdía en el horizonte; algo le interrogaba. Sentía la presencia de algo. La respiración profunda del niño animó el ambiente. Una sonrisa enmudeció al anciano. Jack invitó al descanso y aceleró la afirmación: "sería interesante valorar tu carga y examinar tus zozobras, tus pesares, tus desencantos, tus angustias..."
Gregory vaciló y sintió miedo. Las manos temblaban como si tuviese una enfermedad. Quiso tararear una canción de cuna o pronunciar una palabra. La impotencia se apoderó de su ser. La nada le invadía. Su mirada seguía como perdida. El viento le animaba y era su dulce compañero.
Jack se acercó y animó a Gregory, quien permaneció mudo. Una sombra negra pasaba milimétricamente y el silencio atestiguó la vacuidad.
"Déjame ayudar a llevar tu saco", dijo Jack. No, contestó el anciano. Eres un niño para llevar cosas tan pesadas y ajenas. Los hombres deberían llevar consigo sus cargas. Jack sonrió e invitó al anciano a mostrar el saco. Así lo hizo, pero, he aquí el saco estaba vacío.
"En realidad, dijo el viajero, había en el saco dos cargas demasiado pesadas para ser soportadas por mortal alguno; pero había olvidado que una era de ayer y se fue"; "¿Y, la otra...?", preguntó Jack. "La otra era de mañana y no ha llegado aún...". La vida es una constante batalla entre el sentido y el sinsentido. La vida tiene sentido cuando el hombre comienza a vivirla a plenitud.
Jack sonrió al escuchar la sentencia y le dijo al abuelo: "el hombre se dobla bajo el peso de las zozobras, de las angustias de ayer y de mañana... El hombre tiene que aprender a llevar el saco de la vida desde hoy. Gregory siguió el consejo y se puso en marcha. Hasta hoy, no lo he encontrado...
Un caminante está presto a emprender el viaje por los abrojos del desierto cristalino. El cuadro insignificante de un pintor paisajista, costumbrista refleja en la mentalidad comprometida un análisis y una crítica constructiva en aras de abandonar el letargo y la modorra intelectual. Parece ser que el mundo de ilusiones se desvanece al tener que romper el hielo infecundo de la palabra en el trascender humano. Un oasis se abre paso en el horizonte de la soledad hacia la búsqueda de significados, bases del edificio cultural. La visión se nubla en lamentos pérfidos al no encontrar una viviente realidad más humana.
La crisis de nuestra sociedad está marcando la deshumanización y el caos de la ‘palabra’. Los símbolos lingüísticos parecen ser instrumentos sinsentido. El significado de las acciones carece de valor por la proximidad barbárica. El hombre está perdiendo su razón de ser. La Literatura no puede llegar a ser un pasatiempo frívolo y evasor de la realidad. Por el contrario, ‘ella’ debe examinar los viajesrepresentativos de la condición humana en el cosmos. La tarea está en humanizar las relaciones interpersonales a través del uso de la palabra. El significado es el camino del encuentro personal con el ‘otro’. El ‘otro’ es mi espejo dialogal. Solamente cuando la palabra recobre su sentido real, el hombre será una palabra real.
El quehacer literario del pensante se escudriña e indaga en el ámbito de lo social. El hombre refleja su ser en la presencia del ‘otro’. Por eso, - dice Ernesto Sábato – “el individuo solo no existe: existe rodeado por una sociedad, inmerso en una sociedad, sufriendo en una sociedad, luchando o escondiéndose en una sociedad”[1].
La historia del hombre en la sociedad es una aventura cósmica, antropológica, epistemológica, axiológica y óntica en la búsqueda del sentido existencial. Todos pretendemos una salida digna a nuestras quimeras. Nuestros viajes parecen ser innecesarios e ilegítimos. Nadie enseña a viajar, a volar. Todos poseemos unas alas invisibles.
Aleteemos y dancemos al vaivén del pensamiento. Las ilusiones están ahí y ahora. El viajar posibilita descubrir el camino del laberintoinquietante en la descripción de nuestrasdimensiones protagónicas en el quehacer literario y filosófico. “Viajar es siempre un poco superficial. El escritor de nuestro tiempo debe siempre ahondar en la realidad. Y si viaja debe ser para ahondar, paradojalmente, en el lugar y en los seres de su propio rincón”[2].
La historia de las ideas en el ámbito de la Literatura estará henchida de perennesviajes al significar nuestro yo en el mundo histórico. Desde ya, aprendamos a armar nuestra baca de ilusiones. La osadía ahondará la fuerza misteriosa del atrevimiento y del encantamiento personal. El asombro estará al amanecer, descubriendo la razón de la existencia viajera, dando frutos a la luz de los signos. Elprincipiante – Usted / lector - tiene que aprender a sentir y a valorar la presencia significativa del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, cuando sale de la aldea en defensa de los débiles, resaltando los ideales caballerescos en las tres salidas al campo y reflejando su fe en los valores morales, espirituales. El pensamiento filosófico que guarda la obra enfrenta los conflictos existentes entre el idealismo quijotesco y el realismo de Sancho. Es verdad, cada cual guarda en su interior la personificaciónde Don Quijote y algo de Sancho, como aquél ser formado de un alma espiritual y de una carne perecedera[3].
El viaje del escritor guiará al curioso lector en el laberinto del ‘mundo de la vida’. La luz que emanan las palabras se transforma en cimientes del edificio discursivo propio. Nuestra tarea es irtras de imposibles y disparatadas quimeras hacia la fáctica inteligibilidad axiológica. Así como “la tarea del escritor sería la de entrever los valores eternos que están implicados en el drama social y político de su tiempo y lugar”[4].
El principiante estará guiado por la invención maestra de aquel proyector de ‘situaciones excepcionales’. Guiados por el encantador, avancemos con Odiseo camino de Ítaca, venciendo los obstáculos impuestos por los dioses y lanzando una mirada al Infinito en señal de grandeza y sencillezpor encontrar los caminos claroscuros del destino final: la felicidad, el encuentro consigo mismo. Como afirma Ramón García D. “nadie como él habrá de arrastrar mayores aventuras y desventuras para llegar a Ítaca. Su viaje será el más largo y penoso de cuanto hombre alguno pudo emprender, pero al final logrará abrazar a su esposa e hijo”[5].
El viaje tiene que trascender las entrañas del hombre. La historia concretiza un momento existencial en el deambular del significado. El hombre pensante tiene que ejercitarse en una hermenéutica del vivir. Con razón, “el poeta que contempla un árbol y que describe el estremecimiento que la brisa produce en sus hojas, no hace un análisis físico del fenómeno, no recurre a los principios de la dinámica, no razona mediante las leyes matemáticas de la programación luminosa: se atiene al fenómeno puro, a esa impresión candorosa y vivida, al puro y hermoso brillo y temblor de las hojas mecidas por el viento”[6].
La cotidianidad no esefímera, sino que, es el motor y el producto razonado de las transformaciones cíclicas en las que, elprotagonista - lectorvislumbra un trascender en el ámbito de la Historia concreta del ‘ser’. Por eso, “en medio del desastre y del combate, inmersos en una realidad que cruje y se derrumba a lo largo de las formidables grietas, los artistas se dividen en aquellos que valientemente se enfrentan con el caos, haciendo una literatura que describe la condición del hombre en el derrumbe; y los que, por temor o asco, se retiran hacia sus torres de marfil o se evaden hacia mundos fantásticos”[7].
El viaje literario encarna una constante búsqueda de tesoros posibilitantes: las utopías.Cada cual busca el estro poético en la caja misteriosa del argumento de la vida. El itinerario ideado despertará al hombredel caos, lanzándolo a la búsqueda de la plena significación existencial cuando aprenda a dar testimonio de su realidad viviente y revele algo de lo desconocido a través del lenguaje y del ‘otro’ rumbo a la felicidad. Es - recordando el canto de la Odisea - en el que Ulises logra arribar a las costas de Eolia, ganándose la voluntad divina, “Eolo trabó profunda amistad con Ulises y, al despedirse, le entregó todos los vientos adversos encerrados en un gran odre, haciendo que una bonancible y poderosa brisa hinchase sus velas rumbo a Ítaca”[8].
El viaje programado evidenciará el testimonio dramático de aprender a generarideas que transformen la crisis de la sociedad y crezca la Literatura,- como dice Sábato - “esa híbrida expresión del espíritu humano que se encuentra entre el arte y el pensamiento puro, entre la fantasía y la realidad, puede dejar un profundo testimonio de este trance, y quizá sea la única creación que pueda hacerlo”[9].
El viaje literario programado palpa - a través de la ‘palabra’ en las obras - la relación existente entre el idealismo y el realismo, entre el subjetivismo y el objetivismo. La problemática humana irrumpe en el quehacer epistemológico en la búsqueda de sentidos. La Literatura alerta al hombre a indagar por la soledad, la vida, la existencia, la nada, la dialéctica... y, problematiza ala tecnología en su afán por destruir al hombre; a las Ciencias por las investigacionesdeshumanizantes... El hombre se ha vuelto enemigo de sí mismo y de su congénere. El ‘otro’ se ha cosificado. Las cosas han adquirido valor y las palabras son sinsentidos o fantasmas a la vera del camino.
El viajero tendrá que ser aquella gaviota planeadora surcando el firmamento, ideandoquimeras humanas en pro de la Cima y de la Verdad.
[1] SABATO, Ernesto. El escritor y sus fantasmas. Editorial Seix Barral S.A. Barcelona, 1997. Pág. 16.
Oh pingüino, el viajero dinámico, luchador incansable en las extensas travesías cual figura religiosa, con mirada serena en la búsqueda de la paz y la tranquilidad.
Oh pingüino, un caminante solitario, inocente y alegre personaje de la mar, de andar cauteloso e inquieto disfraz en el trasegar camino del amor.
Oh pingüino, el travieso niño vestido de negro, camisa blanca y corbatín de moda, aleteas al destino en celeste vaivén en el risueño caminar de vida.
Oh pingüino, inocente pasajero del profundo mar, vestido de negro y copo de nieve, cuya mirada magnetiza en el quehacer del cauteloso pescador sombrío.
Oh pingüino, el pájaro juguetón de mar, con sus ondulaciones brilla al vaivén en el azul oceánico dadivoso de inocencia al caminar.
Oh pingüino, con sus movimientos invitas al paseo del pensamiento en el frío amanecer, fortalecido por la soberbia mirada del peregrino religioso en la mar.