“La Poesía es el camino de la vida
en el apremiante trascender”.
La ‘palabra’ es la magia de la Poesía. La vida del hombre está llena de creación e ingenio. Ella es el crecimiento de ‘sentidos’ en el fundamento del existir. La Poesía es vida y se hace vida en el contexto individual y colectivo. Ella guarda en su intimidad la musicalidad de la naturaleza y la entonación vibradora del pensar cotidiano.
La Poesía es la oscilación y la proyección del no - ser en el ser, del sin sentido en el sentido, de lo inhumano en lo humano... Cada verso es la vibración del alma que lucha por el sendero obscuro que acompaña al solitario caminante en la búsqueda del Supremo Ser.
Por la Poesía asistimos a la sublime expresión de la ‘utopía’. ¡Quién no piensa ‘utopías’! Vivimos acompañados y guiados por el pensamiento poético de Fernando Pessoa. Por eso, la invitación proyecta la imagen de “Para ser grande, sé entero”:
“Para ser grande, sé entero: nada
tuyo exageres o excluyas.
Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres
en todo lo mínimo que hagas.
así la luna entera en cada lago
brilla, porque alta vive”.
La Poesía es el camino de la utopía en la construcción de un discurso cifrado y profundo en la significación temática. Por eso, ella es el encanto del sentimiento que en la intimidad posibilita la placidez del pensamiento en liberación interior. Aprender a pensar es un trabajo cotidiano que toda mente despierta realiza en consonancia con la madre naturaleza.
Somos un ‘disfraz’ que genera sonrisas, tristezas, aventuras, sueños profundos. En fin, F. Pessoa maneja al dócil principiante cuando afirma que
“El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.
Y, en el dolor que han leído,
a leer sus lectores vienen,
no los dos que él ha tenido,
sino sólo el que no tienen.
Y así en la vía se mete,
distrayendo a la razón,
y gira, el tren de juguete
que se llama corazón”.
Es decir, la Poesía es Autopsicografía.
Las ideas afloran al tenor de un ilustre pensador que quiere cambiar el letargo en un juego de palabras en el laberinto de la vida. El disfraz humano comienza a pensar en el tiempo acerca de sí mismo, haciendo realidad el camino en el sentir de la palabra”.
La experiencia poética es producto del misterio, del asombro y extrañeza, de la curiosidad y del sentimiento profundo al contemplar el “mundo de la vida”. La poesía es la revelación que se sustenta en sí misma. El poeta – el principiante – expresa la creación con sentimiento en donde la palabra recobra su ser, su estado original.
El poeta purifica el lenguaje y devuelve la naturaleza original a la palabra. La poesía se vive y siente, se palpa. Es la expresión del yo reflejada en el rostro de la naturaleza. La Poesía es el estado rítmico del pensamiento – dice F. Pessoa – que con la musicalidad naturalista indaga por el misterio de sí mismo y del “otro” a través de sencillas y vibrantes opiniones que traducen la profundidad del ser. A través de la poesía el principiante comienza a existir y aprende a florecer en pensamiento con la significación trascendente. Por eso, pensar es comenzar a ser.
Finalmente, reflexionemos en el texto de Octavio Paz cuando afirma que “la poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Es la operación capaz de cambiar el mundo; la actividad poética es revolucionaria por excelencia; ejercicio espiritual y es liberación interior. La poesía revela este mundo, crea otro”.
Por Luis I. Rodríguez